jueves, 29 de octubre de 2009
El Negro
Tuve, si lo recuerdo bien, cuatro encuentros y charlas con David Guerrero. En todas fue amable, cortés, atento y respetuoso: hacía que te sintieras no sólo inteligente, sino también importante. Tenía ese don de gentes según el cual la cortesía no sólo es posible, sino digna de ser aprendida para ponerla luego en práctica. El teatro lo emocionaba, y en eso nos sentimos identificados.
Lamento su fallecimiento y espero, de corazón, que su familia halle pronto la paz. La vida continúa. Es una enorme sorpresa, pero la vida continúa.
Buen viaje, David.
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