Hace un buen rato que no se ve a
Jack Nicholson haciendo un trabajo de actor como el que sabe hacer: actúa de Jack Nicholson con mucha frecuencia.
The Bucket list,
Something's gotta give,
Anger management son malos ejemplos de su trabajo.
The departed es una gran cinta, pero no es lo mejor de don Nicholson;
About Schmidt, que es una cinta muy aburrida, le permite, sin embargo, lucirse mucho más. No he visto
As good as it gets: tengo una maldición respecto de esa cinta. En
Mars Attack! seguro que se divirtió; punto.
En estos días dan en la tele
The pledge, misteriosamente bautizada en México como
Asesino oculto, una película asombrosamente bien dirigida hasta que llega el final y todo, absolutamente todo se echa a perder. La dirigió Sean Penn (cuya
Into the wild está en los cines tapatíos por estos días, ¡me la van a quitar!) y lo mejor que sabe hacer Sean Penn es dirigir actores. O a lo mejor nos convence de eso por el elenquito que reunió para esta cinta: además de don Jack, breves apariciones de una conmovedora Vanessa Redgrave, Helen Mirren siendo una perra, su ex esposa Robin Wright bastante, bastante bien; Harry Dean Stanton un ratito; Benicio del Toro espantosísimo; Aaron Eckhart demostrando su clase varios años antes de que fuera necesario
The Dark Knight para que medio mundo jurara adorarlo; Patricia Clarkson, Mickey Rourke, Michael O'Keefe, el mismísimo Sam Shepard y pare usted de contar. Semejante reparto le facilita la tarea al director. Eso cree uno. Pero hay que ver al actor principal para saber que el director ha hecho más que contratar a todos sus cuates consagradísimos del oficio y pedirles de favor que le echen una mano.
Jack Nicholson está increíble en
The pledge. Interpreta a JErry Black, un policía a punto de retirarse que promete a una familia encontrar al asesino de una niña, brutalmente atacada. Se jubila tras ver cómo el principal sospechoso, un indio con retraso mental (Benicio del Toro), se suicida cuando lo acusan del crimen. Se muda a un pequeño lago donde compra una gasolinera y emplea su tiempo en pescar. Pero se lleva dudas, y éstas lo persiguen en su nueva vida: todavía hace pesquisas por su cuenta, y así descubre que, en realidad, el criminal al que prometió atrapar podría estar vivo y que cometió al menos dos crímenes más antes muy parecidos. Entra entonces en un cuadro obsesivo-paranoide, y es incapaz de convencer a sus ex compañeros policías para que lo ayuden.
Llega entonces una chica a su vida: Lori (Robin Wright Penn), madre soltera de una niña preciosa y encargada de un café. Se hacen amigos y, eventualmente, pareja. Y Jerry Black coloca todas sus obsesiones en Chrissy, la hija de Lori, convencido de que el asesino al que busca atacará de nuevo y que la niña, que él adora, es una víctima ideal. Todo está muy bien hasta que se presenta el final, que es anticlimatiquísimo y muy, muy aburrido.
Pero Jack Nicholson está genial. Contenidísimo, dirigido para hacer un personaje discreto y sutil, un tipo educado que se piensa las cosas mucho, que comparte muy pocas veces lo que piensa con otros (por más que la cámara se esfuerce por arruinarnos los enigmas): Jack Nicholson actúa para afuera dejando para su interior la expresión emocional, lo que convierte su trabajo en una labor ejemplar de organicidad actoral. Es decir: lleva al cuerpo todo lo que piensa y siente y nos queda claro por sus acciones y sus gestos, en un tremendo ejercicio de actuación realista: intensidad más congruencia más precisión.
¿Y se puede imaginar usted lo que es la suma "intensidad" y "precisión" con un sujeto como Jack Nicholson? El señor es una especie de género actoral en sí mismo: todos conocemos su sonrisita de íncubo, sus cejas de demente, sus sonrisas de loco peligroso, su personalidad solidísima. A eso me refiero con que Jack Nicholson actúa de Jack Nicholson: desde Easy rider hasta
The departed pasando por
Las brujas de Eastwick o
Wolf o Terms of endearment, etcétera. Sus grandes papeles, como el de
El resplandor, incluso destilan esa dependencia respecto de su propia personalidad. En algunas pocas películas se distingue su capacidad como actor, y
The pledge es una de ellas. Es asombroso verlo contenido: dentro de su cabeza ocurren más cosas que las que ocurren en la caldera de una locomotora y, sin embargo, por fuera, su cuerpo y su rostro son los de un impenetrable viejo medio amargado, antipático y muy silencioso, que jamás se descompone emocionalmente, serio como una piedra, parco y amable como un jubilado en el medio oeste de Estados Unidos.
Quiero insistir que es mi opinión que Jack Nicholson hace esto sólo y solamente cuando lo dirigen, y no cuando le dicen: "Ahí está su papel; lo adoraremos, haga lo que se le antoje que lo adoraremos". Se nota la mano de un actor dirigiendo actores en toda la película (insisto: qué actores). Robin Wright Penn está muy bien como pareja de Jack Nicholson, pero él pone un nivel ideal a todos sus compañeros por la mesura con que trabaja. La parte final de la cinta es deplorable, pero, incluso entonces, él es genial.
Don Jack no recibió ninguna nominación ese año por su papel en
The pledge. En los Oscar fueron nominados Will Smith por
Ali, Russell Crowe por
A beautiful mind, Tom Wilkinson por
In the bedroom y el propio Sean Penn por I am Sam. Ganó Denzel Washington por la infame
Training day.
Vea
The pledge, querido lector.
Y ya me voy, que este post es largo como un dolor. Pero le dejo una bonita trivia, lectora entretenida, desocupado lector: ¿
cuántas películas de Jack Nicholson puede usted nombrar?
(¡VANESSA REDGRAVE! ¡HELEN MIRREN!)