sábado, 20 de septiembre de 2008

Azul, aaaaaaaaaaazul...

...reteniendo en su lecho las sombras, esas sombras que besan y luego se van: una fotografía, una línea en la mano que quiere borrar...



(AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAZUL)

Dos notas de futbol antes del domingo de futbol cuando no veré futbol

Es que estoy en ensayos. Pero sépase:

1. Que en la NFL se mueve mucho dinero.

2. Que Roethlisberger es... bueno.

(GO, COLTS!!!)

Un hallazgo

Casi no se puede hacer nada en familia que resulte estético.

(GRACIAS)

Uriel, la víctima número 8

Un muchachito de 13 años, que ni la debía ni la temía, sufrió heridas tan graves en el atentado del 15 de septiembre en Morelia, que hoy murió. Uriel murió cinco días después. Si usted ha tenido 13 años alguna vez, o tiene familiares o amigos de 13 años de edad, o un hijo de 13 años de edad o cerca de ella, piense: los asesinos que lanzaron las granadas en nuestra Morelia mataron a un chico de esa edad. No tenía culpa de nada. No era un narco ni un zeta ni el hijo de un narco o un zeta. Era un chico, quizá odioso o quizá supersimpático, que pasaba por ahí. Ello fue todo su destino.

Que Uriel nos mire desde un sitio mejor, y nos inspire un poco de decencia civil para salvar a nuestras ciudades. Es nuestra obligación.

No tenga usted miedo. Sea fuerte.

(¡AGUANTA, MORELIA!)

viernes, 19 de septiembre de 2008

La canción urgente de esta noche

Déjame que te cierre esta noche los ojos y mañana vendré con un cigarro a la cama. Porque no tengo más intenciones que seguir bebiendo de esta copa que no está tan rota. Quiero ser el único que te muerda la boca, quiero saber que la vida contigo no va a terminar...



(PORQUE SÍ, PORQUE SÍ, PORQUE SÍ!!!)

jueves, 18 de septiembre de 2008

Hay tres detenidos

Si de verdad están involucrados, lo van a pasar muy mal. Si no lo están, los policías, a estas alturas, deben estar asegurándose de que se arrepientan de haber estado en el sitio incorrecto, a la hora incorrecta.

(¡AGUANTA, MORELIA!)

Asustados, ¿e incompetentes?

El Presidente de México nació en Morelia. Yo trabajé cerca de él alguna vez y lo conocí en un corto periodo de unas semanas, hace más de 13 años, y me pareció un tipo inteligente, simpático y entusiasta de buenas intenciones. No he vuelto a cruzar palabra con él en años. Me repugnó cómo fue jugando el juego de la contienda política panista, primero, y luego la contienda política nacional, en la elección donde finalmente sería votado Presidente. No podía creer que ganara. Yo no lo voté. Tampoco voté a ninguno de sus dos más cercanos rivales. En el fondo, me parece que era la opción viable menos peor de las tres que se nos presentaron en 2006.

El Presidente de México nació en Morelia. En mi país hay una especie de latente celo por atribuirse los logros de los paisanos: yo soy de Jalisco, como Rulfo y como Arreola; yo nací donde Pancho Villa; yo jugaba de chiquito en la misma cuadra que Cuuahtémoc Blanco. Los morelianos sintieron un prurito de pudor y admitieron, en 2006, que estaban algo contentos, no se hagan: el Presidente es moreliano. Algo cambia en la relación con tu presidente cuando resulta que vivía en colonias que conoces al dedillo, cuando resulta que sus condiscípulos son ahora tus compañeros de trabajo, cuando descubres que le gusta la misma comida típica que a ti cuando los presidentes anteriores ponían caras de asco ante nuestra cocina primitiva y olorosa.

El Presidente de México nació en Morelia. El 15 de septiembre en la noche, los atentados le cambiaron la cara al gobernador, Leonel Godoy (sí, también lo conocí). Demudado y envejecido de repente, Leonel luce en las fotos como si hubiera perdido la elección más importante de su vida. Fausto Vallejo ya fue alcalde antes de Morelia: algo debía saber sobre cómo girar órdenes a los policías locales, a los socorristas locales, a los bomberos locales, a los funcionarios públicos locales. Tiene tres años de experiencia extra respecto de todos los gobernantes michoacanos. También luce vencido. Lloraron, me dicen mis conocidos, estos días, desesperados porque no saben qué hacer. Y el Presidente fue ayer miércoles a Morelia y no lloró, pero puso el rostro de quien no va a ayudarte a sentir un poco de ánimo, el rostro de quien tiene un discurso preparado pero no vino a darte ánimos sino a demostrarte que está haciendo su trabajo, con memos y no con una palabra sincera.

El Presidente de México nació en Morelia. No sé qué haya sentido ayer, parado ante la plaza Melchor Ocampo, sembrada de vestigios de una explosión que le arrancó brazos y piernas y tripas y la vida inclusive y la paz para siempre a muchas personas. A demasiadas personas. Nunca estas canallas acciones lastiman a poca gente, aunque no lastimen a nadie. El Presidente no es un hombre de una presencia escénica poderosa: es un sujeto confiable y simpático, de apariencia eficaz e inteligente. Es difícil pensar que te miente. Pero ayer, al lado de su esposa y del gobernador que lloró, y al lado de una ofrenda floral y con un micrófono en la mano, no queríamos a un sujeto confiable, simpático, eficaz ni inteligente. Queríamos al Presidente: al jefe de todos los funcionarios de gobierno de este país, diciendo "Sí, haremos justicia", "Sí, los alcanzaremos y les aplicaremos todas y cada una de las leyes con todo su rigor, aunqune no tengamos por costumbre hacerlo normalmente", "Sí, nos pegaron, todos ustedes sienten miedo de salir a la calle, pero no tengan miedo y salgan y denuncien a los ladrones, a los mentirosos, a los corruptos, a los violadores, a los narcotraficantes, a los abusivos, a los asesinos". "Sí, ganaremos". "Sí, ganaremos". "Estamos en guerra", debió habernos dicho, para enfrentar, de una vez, al rostro del enemigo que nos atenaza. "Estamos en guerra, pero yo, el Presidente, les digo que ganaremos.

El Presidente de México nació en Morelia. Ayer ofreció aplicar toda la fuerza del Estado contra los criminales del 15 de septiembre. Su Estado es ridículo, no puedo confiar en él, me ha demostrado una y otra y otra vez que falla, que es negligente, que lo integran ladrones y empresarios cínicos. Su Estado no me sirve. Su Estado me da igual. Su Estado no sabe probar que va a salvarme. Quería ver a un hombre capaz de infundirle un poco de suspicaz valor a los burócratas decentes de la ciudad, para que ellos, a su vez, transmitieran un poco de valor a los morelianos. Con el trabajo normal, con la cotidianidad burócrata que nos dice: Están haciendo su chamba. Al menos hacen su chamba y, si la hacen bien, mi vida volverá a ser normal.

Pero yo no creo en su Estado. No puedo creer.

El Presidente de México nació en Morelia.

Jamás me he sentido tan avergonzado de ser su paisano.

(¡RESISTE, MORELIA!)

Chance y Miau

Un blog de un gato que tuvo una segunda oportunidad.

(PD: NO LO ESCRIBE EL GATO)

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Luto y flores blancas


En el fondo, todos estamos de luto por Morelia. Pero, en el luto, no todo es muerte: morelianos han comenzado a pasar forwards y avisos para que este viernes, desde las 10:00 am, vayamos todos a depositar flores blancas, como ofrenda en memoria de las víctimas del 15 de septiembre, en la Plaza Melchor Ocampo, donde fueron cometidos los atentados. Insto a mis paisanos morelianos a que sigan esta recomendación: no servirá de nada sino para traernos, a muchos, un poquito de simple, humilde y muy sencillo alivio.

Aguanta, Morelia.

(¡NO TENGAS MIEDO!)

Risorse umane, escrita por un "capo di ridazione"

El signore Antonio Ortuño no come pasta italiana ni se presta para chistes que involucren las palabras mascalzone, tortellini o macarroni. Pero sí escribió, en buen castellano, una novela que usted debería haber leído ya, finalista del Premio Herralde de Novela en 2007 y editada en México bajo el sello Anagrama, Recursos humanos. Tal es su alcance, que ya llegó a Italia. Piú bellisimo, ¿e no, e má?

(¡A LEER!)

En nombre de Morelia, lectora, lector


Piensa, lectora, lector, que vives en una ciudad.

Piensa que esa ciudad tiene tu hogar, tus amigos, posiblemente tu familia, tus compañeros de trabajo, el hombre que te gusta, la mujer que te gusta. Tus bares, tus restaurantes, tus tiendas, tus cines, tus librerías, tu odiado transporte público, tu ruido, el angustioso escándalo de sobrevivir entre gente que se despedazaría si les dieras oportunidad pero que, contra todo pronóstico, se soporta, y admite que puede convivir, que pueden convivir, que te aceptan entre ellos.

Piensa que esa ciudad tiene algo así como un árbol que te produce una especial fascinación. De algún modo curioso, cada vez que pasas junto a él, o que lo recuerdas, dices para ti mismo: "Ése es un buen árbol".

Piensa que es la ciudad donde sales de noche con algo de miedo, pero con mucha curiosidad. Y caminas solo o con compañía, y decides: "Qué bueno es salir de noche".

Allí te venden cigarros y alcohol a deshoras. No seas hipócrita: lo has hecho. Y no podrías hacerlo igual en otra ciudad.

En esa ciudad donde vives está la gente que vive contigo. En esa ciudad podrían vivir tus hijos. O viven allí. En esa ciudad que tienes, que es tuya, que te pertenece, está toda tu vida o una parte enorme de ella.

Llevas tu ciudad contigo.


Piensa que a la gente de Morelia, este 15 de septiembre, le arrebataron, de un golpe, el derecho a vivir su ciudad. Una ciudad ridícula, desordenada, sucia, molesta, vulgar, llena de baches y de colonias nuevas que aparecen de un día para otro, donde convivir con las gasolineras es todo un arte, sobrevivir a los plantones es una obligación y donde no pasa un día sin que una combi amenace llevarte de corbata.

Pero también una ciudad de aromas frescos, entre piedra sana y tierra limpia y cielo saludable. Una ciudad de buenos cafés y asombrosos espectáculos de arte todo el año y bosques valientísimos que resisten en medio de una cuadra y otra. Una ciudad con una avenida que vale la pena caminar cuando la cierran a los autos y la abren a la gente. La ciudad que posee las rocas más hermosas de país. Una ciudad que tiene cerca dos o tres auténticos trozos del mismísimo Paraíso original (¿has ido, lectora, lector, a mirar mariposas?). Una ciudad desde la cual, de noche, se pueden ver las estrellas.

(Y esta vez, curiosamente, la ciudad con la mejor comida de todo el maldito planeta.)

Igual que tu ciudad, lectora, lector.


Piensa que esa ciudad es tu ciudad. Piensa que quieren quitártela. Con granadas de fragmentación o a tiros o con la más indignante corrupción que hemos vivido en años de malos gobiernos en este país. Piensa que esa ciudad es tu ciudad. Piensa que es tuya. Piensa que quieres seguir viviendo en ella y que mereces un poco de calma, un poco de paz, un poco de confianza. Un poco de buenas oportunidades para que un día, cuando el hombre que te gusta o la mujer que te gusta acceda, al fin, a dormir contigo y hacerte el amor, te deje un hijo o una hija y puedas criarlo o criarla felizmente, con dificultades pero felizmente, con muchas molestias pero felizmente al final, en esta ciudad. Sin que nadie le haga daño. Sin que nadie lastime a los que amas.

¿Por qué pueden obligarte a huir de ella? ¿Por qué van a echarte de tu hogar, de tus sitios favoritos, de tu desorden urbano, de tu gente, de tus amigos, de tu empleo?

Y ésa es la clave, lectora, lector:

No pueden.

No pueden echarte de tu ciudad. No pueden quitártela. No pueden arrebatártela y obligarte a andar por ahí, buscando otra.

No pueden hacerte sentir que todos tus años de trabajo duro, de incomodidades, de esfuerzos pequeños pero para ti relevantísimos, no tuvieron ningún sentido. Ésa es tu ciudad. No es de ellos: es tuya. No te la van a quitar: es tuya. Es la ciudad de tus hijos, la ciudad de tu gente. Es tuya.

Es la grosera y sucia ciudad que te tocó, pero es tuya. Y no te la van a quitar.

No me quitarán Guadalajara. No me quitarán Morelia. Ni siquiera permitiré que me quiten mi tan detestado Manzanillo. No me quitarán mi hogar ni los sitios donde desperdicio mi vida ridícula.

Ésta es mi ciudad. Y no van a quitármela.

Aguanta, Morelia. Aguanta, lectora, lector: tienes una ciudad que cuidar y confiamos, todos, en que vas a cuidarla.

No tengas miedo, lectora, lector.

No te dobles. No te encierres en casa, de miedo. No te dejes vencer. Es ahora cuando muestras que vas a defender lo que es tuyo. No estás y no estamos derrotados.

¡NO VAN A QUITARME MI CIUDAD!
En nombre de Morelia y de cada una de nuestras horribles, amadas ciudades: no tengas miedo.

No tengas miedo.

(ESTAMOS JUNTOS EN ESTO)

Alejandra Guzmán

Pensemos en cosas que no sean Morelia aunque yo no puedo sacar mi cabeza de Morelia. Pensemos en Alejandra Guzmán. No se revuelva, lectora, lector: pensemos poquito en Alejandra Guzmán. ¿No tiene una voz sensacional y los mejores productores, que le encuentran canciones adecuadas para lucirla? ¿No es un gran producto del mundito de la música popular? Cuando yo era joven, mucho más joven, estaba enamorado de la mujer, con ese amor irredento que sólo se experimenta a los doce años de edad o al descubrir la generosa soledad de las noches sin sueño. Mi amor pasó, sí. Pero no pasó mi duda fundamental: ¿en qué idioma están escritas las canciones de Alejandra Guzmán?

Más joven, tenía como uno de mis discos de cabecera Flor de papel. Hoy he recordado una canción y he encontrado otra, que posteo acá abajo para vergüenza y tormento del mundo. Pero más me pasma descubrir una web con todas las letras de Flor de papel. Y recuerdo, por ejemplo, el pachecón tono españolado de La ciudad ardió:

La otra noche vigilaba la luna en la puerta de Alcalá, cuando un coche de color aceituna vino hacia mí y, antes de que frenara, ya estaban los Stones disparando rock...


O de Vivir contra corriente:

Regresa cuando el alba pide marcha mojada en alcohol con la voz raspando como piedra de lava. Inventar contratiempos: jefe, lo siento me encuentro fatal...


Aunque, por supuesto, nada como la impenetrable poesía de ese ensayo sobre la belleza masculina que es Hacer el amor con otro:

Los mechones de tu pelo negro crespo, tus caderas afiladas y escurridas, esa barba que raspaba como lija y tu sonrisa retorcida son lo mejor que hay en mi vida...

¿Caderas afiladas y escurridas?

Me miro en el espejo. Me sobran varios kilos, pero, en definitiva, soy incapaz de imaginar que un juego regular de caderas de hombre puedan ser calificadas como afiladas, por más ejercicio que su dueño haga, o escurridas, por más, gulp, que luzca su buen desarrollo frente a una chica más o menos enamoradita. Supongo que no entiendo mi idioma.

De allí que apenas me explique por qué, siendo, digámoslo rápido, tan estúpida la lírica de este disco, la recuerde entera.

Recuerdo con cierto gusto, por ejemplo, el filin solemne y concentrado que pone Alejandra Guzmán cuando deja salir ese chorrote de voz y canta Rosas rojas:

Flor de papel disolviéndose en la la lluvia, en la espuma de tus besos naufragué y hoy estoy en carne viva.


O en una estrofa que, con doce años (insisto), me resultaba dulcemente enigmática y ahora sólo me repele un poquitín:

Maldito amor, es un suicidio; tu semilla venenosa estrangula las ganas de vivir.


Pero, incluso recurriendo al factor de mi nostalgia, soy incapaz de admitir algunas de las frases más afortunadas de una canción que me intriga, Ángeles caídos, posterior al disco que me ocupa:

Me convirtió en estatua de sal y la salsa ardió con oraciones de puro amor.


O:

Frío como un Dios, duro de pelar, en un manantial de luz (¿aquí iría una coma?) distante profesor infexible que me enseñó a leer carne.


Podríamos discutir largamente qué tiene que hacer allí el manantial de luz, pero este post ya va siendo muy largo.

Dejo dos videos: Rosas rojas y Ángeles caídos.





Alejandra Guzmán canta con ganas.

Eso es mejor que nada.

(SI SOY TU CREACIÓN, NO PUEDES PERMITIR QUE ME DISUELVA)

Otro oso

Pensemos por un momento en cosas que no son Morelia, por más que yo no puedo dejar de pensar en Morelia. Pensemos que en Nuevo León la gente se encuentra osos negros cuando llega a su escuela para un día de clases normal. ¿No es hermoso?

(NO, NO LO ES: ESOS PINCHES ANIMALES SON CAPACES DE ARRANCARTE UNA MANO DE UNA MORDIDA) (PERO SON PADRÍSIMOS)

martes, 16 de septiembre de 2008

Es en serio

Nada de tener miedo. Que los cerdos que atacaron ayer a la gente en Morelia (gente como usted, lectora, lector, o como sus familiares, sus amigos o sus compañeros de trabajo, gente como usted) sepan que no les tenemos miedo. Este país nos ha costado muchísimo trabajo y está horrible-horrible, pero al menos es habitable y tenemos esperanzas de dejarlo un poco menos peor antes de colgar los tenis. Pues bien, si apreciamos en algo nuestra calma, nuestras casas, nuestra tele por cable, nuestros domingos con cine, nuestros conciertos, nuestras carnes asadas en el jardín, nuestras telenovelas, nuestras librerías, nuestros placeres mundanos y simples, ésta es la hora en que demostramos que somos capaces de defenderlos. No Tengamos Miedo.

Y que los puercos éstos chinguen a sus reputisísimas madres.

(NO TENEMOS MIEDO)

Oh, Megan, siempre tan romántica

"Mira, no soy una lesbiana. Sólo creo que todos los humanos nacen con la capacidad de sentir atracción por ambos sexos. Es decir, puedo imaginarme en una relación con una chica. Olivia Wilde es tan sexy que me hace querer estrangular un buey con mis propias manos. Es cautivadora. Y recientemente he estado obsesionada con Jenna Jameson, pero... oh, cielos".



La nota está por todos lados. Megan Fox salió en Transformers y se ganó para siempre mi admiración. O se la ganaron sus piernotas y sus ojos de, pues, película. Pero cualquiera que sea capaz de definir así lo sexy merece mi respeto. Yo por ti, Megan, estrangularía a todo un hato.

¡Grrroar!

Por cierto. La chica será la madre Teresa de Calcuta... en un filme de parodia.

(¡ÉCHENMEN MÁS BUEYES'N!)

Yo soy de Morelia

Y sépanlo todos:

NO TENGO MIEDO.

La gente de este país no tiene por qué acumular más miedo. No tengamos miedo. No nos dejemos doblar. No tengamos miedo.

Lectora, lector: ¡no tengas miedo! Somos menos idiotas que antes, somos menos brutos que antes, somos menos cavernícolas que antes y podemos construir mejores ciudades, mejores vecindades, mejores barrios, mejores formas de convivir y de no matarnos mientras compartimos servicios públicos, agua y comida, la calle y las escuelas de nuestros hijos.

No dejemos que estos hijos de puta nos metan miedo.

(NO TENGO MIEDO)

Atentado en Morelia

Algún grupo de hijos de puta, o dos hijos de puta sueltos, o uno solo, lanzó granadas de fragmentación esta noche en la calle en Morelia, a media ceremonia del Grito de Independencia, entre miles de personas que participaban del festejo regular. Me he enterado, en principio, que la gente que conozco en Morelia, que es mucha, está bien. Luego me he enterado que hay entre dos y cinco muertos, que hay dos o tres decenas de heridos, que hay muchísimo miedo y que el Desfile Cívico que debería celebrarse la mañana de este martes no se celebrará... aunque quién sabe porque, habiendo ocurrido esto todo no hace más de una hora, cerca de las 23:00 de Morelia (que es la hora del centro de México), los rumores son la norma, y el chisme es la regla.

Que esto se acabe, caray. Este país se nos despedaza. Hemos empezado a sufrir una época de miedo contra la gente. ¿Imitarán, otros peores, lo que unos hicieron hoy?

Dejen en paz a mi Morelia. Dejen en paz a mi país. Esto no está bien: mátense entre ustedes. No nos importa cuál entre ustedes es más poderoso. Dejen en paz a la gente. Éste es un país degenerado, decadente, inmaduro y equivocado. Pero aquí vive gente viva, que merece un poco de paz, para criar un país mejor.

Déjennos En Paz Ahora Mismo.

(¡NO!)

lunes, 15 de septiembre de 2008

Creo que no te dejé jugar con fuego...

Para qué contar el tiempo que nos queda, para qué contar el tiempo que se ha ido, si vivir es un regalo y un presente mitad despierto, mitad dormido; mitad abierto, mitad dormido.



(ES QUE, A VECES, CALAMARO INCLUSO ME GUSTA)

Una canción del Fitito (para una noche en que la lluvia y el Grito te ponen cursi)

El amor después del amor tal vez se parezca a este rayo de sol, y ahora que busqué, y ahora que encontré el perfume que lleva al dolor en la esencia de las almas, en la ausencia del dolor, ahora sé que ya no puedo vivir sin tu amor.



(NADIE PUEDE Y NADIE DEBE)

David Foster Wallace


La muerte de David Foster Wallace, un suicidio y por lo tanto una terrible cesación de todo lo que nos es humanamente comprensible, cimbró a la comunidad literaria de Estados Unidos. Yo (diría Pessoa: "los manicomios están llenos de certezas; yo, que de nada estoy cierto, ¿soy más o menos loco?"), yo, digo, ¿podría entenderlo? ¿Se puede entender algo así? ¿No debe uno, simplemente, por mal o bien que nos cayera DFW, declarar que, en el universo, no sólo la antimateria que busca el Gran Colisionador de Hadrones es físicamente incomprensible?

Si alguien quería o amaba a DFW, en este mundo, por ejemplo su viuda, le deseo que alcance muy pronto la paz. Si alguien ha sido compañero o amigo o familiar de algún suicida, le deseo que alcance la paz. Si alguien entiende, señoras y señores, por qué nos suicidamos tanto en este mundo, explíquenoslo, por favor, y líbrenos, al menos en forma preventiva, de esta pasmosa ausencia de explicaciones.

Emilio, el tormento de los niños

El gobernador anda atareado con las tareas patrias, como izar la Bandera nacional frente a un montón de niños de una primaria. Luego quién sabe qué les haya hecho, pero niños y gobernador pusieron las siguientes caras:


La verdad es que qué miedo desgraciado: imagínate que te formen, te uniformen, te peinen y te digan "Tate quieto", y te pongan entonces al gobernador sonriente.

Qué miedo. Pobres niños.

(SI LO AGARRAN UNOS TRAGOS MÁS DESCUIDADO, LES SALE CON: "ESCUINCLES, DIGAN LO QUE QUIERAN: CHINGUEN A SUS MADRES")

Y ayer, por cierto,

soñé que ponía un bar en Boca de Tompiates.

(TOMPIATES, AY, LA BOQUITA,
(TOMPIATES DE TODO MI AMOR,
(ES LA PLAYA MÁS BONITA
(DONDE YO DEJÉ A MI AMOOOOR)
(ES EL FAMOSO "SON DE BOCA DE TOMPIATES" QUE COMPUSIERON UNOS DANZONEROS O BAMBUQUEROS O VE TÚ A SABER)

¡El mejor comercial de la NFL! (y algo no tan bueno que podía pasarle a Morrissey)

O quién sabe. A cierta gente no le gusta que una popularísima canción del enorme y maravilloso Moz se haya convertido en un eslogan de la NFL, para una serie de comerciales de televisión. Yo confieso que ayer, viendo el resumen de la jornada en la que los Potros le sacaron con las uñitas y una que otra trampa el 18-15 a los pesados Vikingos de Minnesotta (qué manera, pinches hoosiers, de sobrevivir a la primera mitad) (y qué corredor tremendo es ese Adrian Peterson), me pusieron el comercial y, de repente, me vi brincando de felicidad. Amo el futbol. Amo a Morrissey. ¿Por qué tenía que ser malo?

Ahora bien, ¿de qué se trata la canción original? Hay un sitio donde un muy bien intencionado sujeto hizo una aproximación interesante. Y vaya a usted a escuchar la canción completa de don Moz, que intento ligar como video también acá abajo.

¿Ya dije que no me gusta postear videos?





(EVERYDAAAAAY IS LIIKEEEE SUNDAAAAAY)