Varios artículos, algo atrasados. Pero búsquelos usted los viernes en Cultura de Público.
- 12 de junio: Niño, una autopsia psicológica.
- 5 de junio: Anamorphosys.
- 29 de mayo: Impuntuales y teatros llenos.
(GRACIAS)
sábado, 13 de junio de 2009
Danza macabra
jueves, 11 de junio de 2009
Las hijas bastardas de Calderón
No aclaran si son bastardas de Felipe Calderón, de Paco Calderón el monero o de Calderón de la Barca, el fantástico dramaturgo del Siglo de Oro y autor, entre otras maravillas, de La vida es sueño. Pero se llaman Las hijas bastardas de Calderón y ya andan en la calle. Si las ve, o ve lo que hacen, piense si no coincide usted con ideas como "Le tengo más miedo al transporte público que a la influenza" o "Vivo al máximo con el salario mínimo".
(BASTARDS!)
(BASTARDS!)
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Dato inútil
Me la encontré en el periódico El Informador (eso es otro dato inútil). Pero es que éstos hay que apreciarlos, aunque me late que algunos son falsos:
-En cada capítulo de la serie Seinfeld hay un Superman en algún sitio.
-El mechero fue inventado antes que las cerillas.
-Ni las ratas ni los caballos pueden vomitar.
-Es físicamente imposible para los cerdos mirar al cielo.
-Entre los años 1937 y 1945 Heinz produjo una versión de la sopa de letras especiales para el mercado alemán, que consistía en pequeñas svástikas de pasta.
-El "cuac" de un pato no produce eco y nadie sabe porqué.
-El 23% de los fallos en las fotocopiadoras en el mundo están causados por personas que se sientan encima y se fotocopian el culo.
-Durante el tiempo medio de vida de una persona, mientras duerme, se habrá comido un surtido de 70 insectos y unas 10 arañas.
-La Coca Cola era originalmente verde.
-Es posible hacer que una vaca suba escaleras, pero no que las baje.
(¡VERDE!)
-En cada capítulo de la serie Seinfeld hay un Superman en algún sitio.
-El mechero fue inventado antes que las cerillas.
-Ni las ratas ni los caballos pueden vomitar.
-Es físicamente imposible para los cerdos mirar al cielo.
-Entre los años 1937 y 1945 Heinz produjo una versión de la sopa de letras especiales para el mercado alemán, que consistía en pequeñas svástikas de pasta.
-El "cuac" de un pato no produce eco y nadie sabe porqué.
-El 23% de los fallos en las fotocopiadoras en el mundo están causados por personas que se sientan encima y se fotocopian el culo.
-Durante el tiempo medio de vida de una persona, mientras duerme, se habrá comido un surtido de 70 insectos y unas 10 arañas.
-La Coca Cola era originalmente verde.
-Es posible hacer que una vaca suba escaleras, pero no que las baje.
(¡VERDE!)
miércoles, 10 de junio de 2009
Bueno, ¿los antianulación no se dan cuenta de que esto no es una competencia?
Ofendidos por la estulticia y la torpeza de los anulacionistas, los antianulación del voto informan, tooodos los días, la estruendosa y vergonzante novedad de que anular el voto no impedirá que alguien gane la elección. Yo no puedo creer que estén tan pendejos: esto no es una competencia, no es una carrerita. Es una manifestación de protesta y de queja, no un acto proselitista. No buscamos prosélitos, pues, ni seguidores ni fans: buscamos correr la voz de que ya no nos sirve nada de lo ofrecido. ¡Ya sabemos que alguien va a ganar! ¡Deseamos este sistema democrático, por este sistema democrático hemos peleado y trabajado (de verdad)! Pero lo queremos limpio, confiable, sólido, cuestionable y con una voz que responda a las preguntas de cualquiera. Éste es el sistema democrático por el que se partieron la espalda los padres de todos nosotros, y aun muchos de los que están hablando: ninguno tiene la neta. ¡Se construye con el trabajo de todos, todos los días! Cuando llamamos a anular el voto, señores integrados, es porque lo respetamos y lo defendemos, no porque se nos olvide lo que costó dignificarlo. Cuando llamamos a anular el voto, señores apocalípticos, no es porque nos creamos moralmente superiores, sino porque confiamos en que es el más útil para todos, el que puede propiciar igualdad de circunstancias a la expresión y la participación. ¡Y siguen saliendo con las mismas réplicas! Es momento de discutir, no de ganarnos los duelos verbales, montón de necios, holgazanes intelectuales y hocicones de universidad.
1. Éste, Julio Serrano, me hizo enojar mucho. Y ya, perdón. Los antianulacionistas son mis columnistas favoritos por estos días: necesito saber si soy capaz de rebatir sus argumentos. Pero de Julio Serrano es importante pensar en esto:
2. Héctor Aguilar Camín sigue enlistando ideas para modificar al secuestrado sistema de representación popular. Con él, digamos: ¡basta de plurinominales!
3. Este señor, José Carreño Carlón, está preocupado por que temas como la tragedia de la guardería ABC de Hermosillo influyan, sólo emocionalmente, en las decisiones de los electores. La advertencia es necesaria.
4. Éstos tienen ideas, aunque suenan un poco cursis. Como sea, subrayan la hipótesis de que la iniciativa no la inventó un grupúsculo.
5. El Universal organizó un chat con Leonardo Valdés Zurita, presidente del IFE, quien, como respeta su cargo, no pide no anular el voto, pero no puede unirse a la opinión de que no hay opciones en la campaña. Bueno, pues yo no puedo estar de acuerdo con él. Yo de verdad creo que no hay opciones. Pero el señor es más inteligente que esa sola opinión:
Y aun más, cuando le preguntan "Y, entons, ¿ps qué hago?":
¿Verdad que, entonces, uno siente, de nuevo, que el voto vale para algo? Esperanza, señores: que no está marchita, sino ajadísima y, digámoslo pronto, retejodida.
6. El presidente nacional de la Coparmex dice... lo mismo. Bostezo.
7. Ay, señora... Déjenla, que pase a sentarse y ofrézcanle un tecito.
("LA SOLEDAD DE LA MAMPARA" NO ES, DICHO SEA DE PASO, UN DISCO DE MOCEDADES)
1. Éste, Julio Serrano, me hizo enojar mucho. Y ya, perdón. Los antianulacionistas son mis columnistas favoritos por estos días: necesito saber si soy capaz de rebatir sus argumentos. Pero de Julio Serrano es importante pensar en esto:
No quiero hacer un juicio de valor sobre qué partido es mejor o peor, pero no puedo entender cómo la gente puede pensar que el rumbo del país sería el mismo con Calderón al frente que con López Obrador o con Madrazo. ¿Por qué entonces pensar que no importa el partido que gane las próximas elecciones?
2. Héctor Aguilar Camín sigue enlistando ideas para modificar al secuestrado sistema de representación popular. Con él, digamos: ¡basta de plurinominales!
3. Este señor, José Carreño Carlón, está preocupado por que temas como la tragedia de la guardería ABC de Hermosillo influyan, sólo emocionalmente, en las decisiones de los electores. La advertencia es necesaria.
4. Éstos tienen ideas, aunque suenan un poco cursis. Como sea, subrayan la hipótesis de que la iniciativa no la inventó un grupúsculo.
5. El Universal organizó un chat con Leonardo Valdés Zurita, presidente del IFE, quien, como respeta su cargo, no pide no anular el voto, pero no puede unirse a la opinión de que no hay opciones en la campaña. Bueno, pues yo no puedo estar de acuerdo con él. Yo de verdad creo que no hay opciones. Pero el señor es más inteligente que esa sola opinión:
La democracia no se agota con el voto. La expresión de opinión a través de los medios de comunicación [...] nos ayuda a expresar nuestra opinión. Yo estoy seguro [de] que los futuros diputados y diputadas tendrán que hacerse cargo de las expresiones que en torno a esta campaña electoral han planteado.
Y aun más, cuando le preguntan "Y, entons, ¿ps qué hago?":
En primer lugar, informarte de las propuestas de cada uno de los ocho partidos y del perfil y trayectoria de los candidatos que han postulado en tu distrito electoral. [...] Ya informado y después de haber pensado, es fundamental acudir a la casilla de votación y ahí, en la soledad de la mampara, hacer un ejercicio de reflexión para votar ya sea por alguno de los partidos cuyas propuestas nos satisfagan o bien por alguno de los candidatos cuya trayectoria nos convenga. Como ya señale antes también es posible votar por algún candidato no registrado o bien anular el voto. Lo importante es participar y no perder la oportunidad de expresar nuestra opinión.
¿Verdad que, entonces, uno siente, de nuevo, que el voto vale para algo? Esperanza, señores: que no está marchita, sino ajadísima y, digámoslo pronto, retejodida.
6. El presidente nacional de la Coparmex dice... lo mismo. Bostezo.
7. Ay, señora... Déjenla, que pase a sentarse y ofrézcanle un tecito.
("LA SOLEDAD DE LA MAMPARA" NO ES, DICHO SEA DE PASO, UN DISCO DE MOCEDADES)
martes, 9 de junio de 2009
Dos palabras hermosas
soflama. (De so y flama).
1. f. Llama tenue o reverberación del fuego.
2. f. Bochorno o ardor que suele subir al rostro por accidente, o por enojo, vergüenza, etc.
3. f. Expresión artificiosa con que alguien intenta engañar o chasquear.
4. f. despect. Discurso, alocución, perorata.
5. f. Roncería, arrumaco.
cornucopia. (Del lat. cornucopĭa).
1. f. Vaso en forma de cuerno que representa la abundancia. Era u. t. c. m.
2. f. Espejo de marco tallado y dorado, que suele tener en la parte inferior uno o más brazos para poner bujías cuya luz reverbere en el mismo espejo.
(GRACIAS, REAL ACADEMIA)
Pero, ¿todo esto es verdad?
1. El góber que nos mandó a chingar a nuestras madres es un caso: viola la ley y le dicen: "Nomás no vuelva a hacerlo, ¿eh?".
2. Esta historia es absolutamente horrorosa.
3. Rupert Murdoch sí se imagina un mundo de periódicos, pero distintos.
4. ¿Qué le pasa a Betlegeuse? ¿Beetle juice, beetle juice?
5. Esta historia es inquietante.
6. Esta historia es ridícula.
7. Esta historia es desoladoramente triste.
8. Y esto... pos... el mundo es así, ¿verdad?
(PERO... ¡PITUFOS!)
2. Esta historia es absolutamente horrorosa.
3. Rupert Murdoch sí se imagina un mundo de periódicos, pero distintos.
4. ¿Qué le pasa a Betlegeuse? ¿Beetle juice, beetle juice?
5. Esta historia es inquietante.
6. Esta historia es ridícula.
7. Esta historia es desoladoramente triste.
8. Y esto... pos... el mundo es así, ¿verdad?
(PERO... ¡PITUFOS!)
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Votos nulos y opiniones de hoy
1. Hoy es indispensable leer esta columna de Javier Corral Jurado. Cuenta cómo, en tiempos de Efraín González Morfín y Luis H. Álvarez (¿a dónde demonios se fue ese PAN?), dentro del partido blanco y azul hubo una corriente "abstencionista activa". ¿Se imaginan: el PAN, "dinamitado" desde adentro, para mejorar? Yo insisto: ¿a dónde demonios se fue ese PAN? ¿Por qué los sucios panistas de hoy reniegan del análisis mesurado sobre esta manifestación de irritación y desencanto y prefieren espetar sus críticas de "anticivismo"? Aquello no funcionó, cuenta Javier Corral. Sus argumentos son interesantísimos. ¿Todavía, después de leerlo, querrá usted anular su voto?
2. Roberta Garza decidió desacreditar desde su primer párrafo todo lo que tiene que decir sobre la inutilidad de los votos nulos: tenemos los partidos que nos merecemos, nos recuerda. Léala usted; no se arredre porque la señora comienza afirmando que esta idea le parece "tan válida como estúpida". Dan ganas de contestarle, y eso nada más como lector: estúpida lo será usted, señora.
3. Héctor Aguilar Camín explica por qué va a abstenerse, como suele hacerlo, y plantea una simpatía:
4. Roberto Arias de la Mora subraya: ¡será inútil! Después del acto emotivo y catártico de la urna, ¿qué? Por eso digo...
5. Imprescindible leer a Esteban Garaiz (qué chido señor): plantea que los votos nulos deberían contar en la elección y que, por ejemplo, cuenten negativos en el reparto de curules. Interesting...
6. León Krauze subraya: ¡será inútil! Yo lo que respondo es: Ya lo sabemos; lo útil deberá comenzar a salir a partir del 6 de julio, cuando, convertidos en ciudadanos más asustados, más inquietos, más curiosos, nos planteemos: Y ahora, ¿qué? Y a chambear...
7. Alberto Aziz Nassif le entra al debate: ¿votar o anular?
8. Sheridan. Oh, hay que leerlo. Cómo agradeceríamos, los mexicanos, que el teatro nos ayudara a no temer el sarcasmo: todo esto sólo se lo toman en serio los involucrados, los políticos y las instituciones que sostienen. ¡Achtung, ya vivimos una farsa!
9. En su editorial del día, El Universal se pregunta: si los partidos van a terminar la campaña igual que como empezaron, y desaparecerán los partidos chiquitos que ya sabemos que desaparecerían, entonces, ¿estas campañas para qué? Hoy publicó su encuesta y lidera el PRI, con el PAN incómodamente no tan cerca y el PRD, lejos.
10. Y agrego la columna de Diego Petersen, quien dice que lo de Guadalajara no es una guerra sucia, porque se banaliza el término; es una guerra idiota, y punto.
1. Última cosa: el presidente del IFE llama a reconocer que el voto es el instrumento más acabado con que contamos para decidir un mandato.
(SI LAS ELECCIONES FUERAN HOY, NO ANULARÍA MI VOTO)
2. Roberta Garza decidió desacreditar desde su primer párrafo todo lo que tiene que decir sobre la inutilidad de los votos nulos: tenemos los partidos que nos merecemos, nos recuerda. Léala usted; no se arredre porque la señora comienza afirmando que esta idea le parece "tan válida como estúpida". Dan ganas de contestarle, y eso nada más como lector: estúpida lo será usted, señora.
3. Héctor Aguilar Camín explica por qué va a abstenerse, como suele hacerlo, y plantea una simpatía:
"La marejada anulacionista expresa de un modo difuso en sus medios, pero absoluto en sus fines, la amarga certidumbre de haber perdido algo fundamental de nuestra vida pública que habíamos ganado: el poder de los votantes sobre los candidatos, el poder de los ciudadanos sobre sus políticos".
4. Roberto Arias de la Mora subraya: ¡será inútil! Después del acto emotivo y catártico de la urna, ¿qué? Por eso digo...
5. Imprescindible leer a Esteban Garaiz (qué chido señor): plantea que los votos nulos deberían contar en la elección y que, por ejemplo, cuenten negativos en el reparto de curules. Interesting...
6. León Krauze subraya: ¡será inútil! Yo lo que respondo es: Ya lo sabemos; lo útil deberá comenzar a salir a partir del 6 de julio, cuando, convertidos en ciudadanos más asustados, más inquietos, más curiosos, nos planteemos: Y ahora, ¿qué? Y a chambear...
7. Alberto Aziz Nassif le entra al debate: ¿votar o anular?
8. Sheridan. Oh, hay que leerlo. Cómo agradeceríamos, los mexicanos, que el teatro nos ayudara a no temer el sarcasmo: todo esto sólo se lo toman en serio los involucrados, los políticos y las instituciones que sostienen. ¡Achtung, ya vivimos una farsa!
9. En su editorial del día, El Universal se pregunta: si los partidos van a terminar la campaña igual que como empezaron, y desaparecerán los partidos chiquitos que ya sabemos que desaparecerían, entonces, ¿estas campañas para qué? Hoy publicó su encuesta y lidera el PRI, con el PAN incómodamente no tan cerca y el PRD, lejos.
10. Y agrego la columna de Diego Petersen, quien dice que lo de Guadalajara no es una guerra sucia, porque se banaliza el término; es una guerra idiota, y punto.
1. Última cosa: el presidente del IFE llama a reconocer que el voto es el instrumento más acabado con que contamos para decidir un mandato.
(SI LAS ELECCIONES FUERAN HOY, NO ANULARÍA MI VOTO)
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Surcando el cosmos y las hermosas lunas
El especial de El Mundo Surcando el cosmos, con el pretexto de los 400 años años de la astronomía, incluye un precioso apartado sobre la posibilidad de vida extraterrestre, con un énfasis en los cuerpos celestes conocidos que podrían albergarla. Los volcanes de Encélado, las grietas en la superficie de Titán o los accidentes de Europa: pura poesía.
(¡VOLCANES EN ENCÉLADO!)
Las llamas con sombreros
Es cierto: pocas cosas son tan divertidas como estas llamas.
(¡CAAAAARL, THAT KILLS PEOPLE!)
(¡CAAAAARL, THAT KILLS PEOPLE!)
lunes, 8 de junio de 2009
El "hayan", Público, anulación... y los votos
Mi periódico volvió a chafear. Esta mañana descubro en portada el titular "Hayan cadáveres de 17 de las víctimas de Air France". Los errores en portada son comunes en los periódicos del mundo; tan comunes que, idealmente, los redactores que nos equivocamos debemos tolerar una sanción o un mínimo de semanas de humillante burla de otros redactores, quienes igual se equivocan, pero no lo hicieron esta vez. Otra cosa es que tengas una seria bronca de ortografía y de redacción y no la resuelvas: eso se llama ser cualquier cosa, menos profesional. Público tiene muchas broncas que resolver en cuanto a profesionalismo en su ejercicio del periodismo, y una de ellas, urgente, es la correcta redacción. Mal. Tache. Falla. Chale. Por lo que a mí respecta, cuido mi redacción e intento transmitir lo poquito que sé a mis compañeros. Supongo que no he sido de mucha utilidad. Aparte, cometo muchos otros errores al cabo de la semana laboral.
No quería hablar de eso. Quería hablar de que el periódico de hoy es toda una oda a la discusión de los votos nulos. Tanto, que, por fin, después de leer varias barbaridades y dos o tres opiniones de firmas inteligentes, me permito dudar acerca de si anularé mis votos o no. Pero compruebo que, al menos, mi periódico sigue sirviendo para eso que sirven los periódicos: agrupan datos interpretados con método e inteligencia y hasta un poco de audacia, los convierten en información y la ofrecen al lector para que tome decisiones después de leerla, con la conciencia de que motivará su necesidad de pensar en lo que ocurre, le importa o descubre, pero nunca lo inducirá a tomar una decisión única.
Tal principio de periodismo ha sido ejercido, con torpeza, arrogancia y petulancia, pero también con humildad, inteligencia y sencillez, por decenas de reporteros y redactores en Público y en el concurso de muchas de sus firmas de columnistas. En las páginas de columnas del diario conviven, hoy, tanto vividores de la política como escritores de notorio rigor intelectual. Lo asombroso del periodismo es que, en no pocas ocasiones, los primeros aciertan donde los segundos sólo cometen desfiguros. De nuevo, se supone que para eso sirven los diarios: el lector lee, piensa y decide; entre más interesante e inteligente sea lo que va a leer, mucho mejor.
Respecto a la anulación de votos, Público ha dado cabida a numerosas opiniones, en sus columnas y sus editoriales. También, a algunas cuantas notas, que han intentado, aunque con cierta rigidez, dar cuenta de la movilización de varios, distintos grupos ciudadanos, muchos de ellos muy pequeños y casi se diría aislados de la política oficial, que promueven la anulación de votos, por razones que coinciden.
La edición de este lunes apunta a que las ideas comienzan a depurarse. Entre los entusiastas y los indignados (ay, no hallo la columna ideal) y los hartos de otras ediciones, Público aprovecha la circunstancia de que los lunes publica a dos columnistas de columnas claras y útiles: Luis González de Alba y Jesús Silva-Herzog Márquez. El primero se hace eco de las opiniones de otro columnista, quien planteó una serie de razones por las cuales anulará su voto y promueve tal idea, pero además subraya la urgencia de que, después del 5 de julio, estas razones de protesta se conviertan en razones de trabajo ciudadano para exigir a los irresponsables partidos que trabajen en ellas. Con González de Alba, inspirado en Jaime Sánchez Susarrey, es fácil estar de acuerdo si uno ya tiene tendencias anulacionistas:
Su columna de hoy no tiene desperdicio. No sólo por la utilidad de que resuma con claridad demandas irritantes de los ciudadanos que pretenden anular su voto, sino también porque, publicada en la página 19, está apenas a unos cuantos centímetros de la columna de Jesús Silva-Herzog Márquez, quien hace que uno piense más, mejor, si anular el voto es una alternativa auténtica, y no un simple acto de desesperación:
Alrededor de esas dos columnas, una suma de anécdotas, bravatas increíbles, apasionadas intervenciones y advertencias mesuradas pero muy serias acerca del centro de la discusión: no si anularemos o no el voto, sino qué hacemos con el país, con el sistema electoral de partidos y con nuestra conciencia del valor del voto después del 5 de julio. Y, por eso, comprar el periódico hoy y leerlo no tiene pierde (aunque puede usted leerlo por Internet, no como otros, que todavía hay que pagarlos. ¿Cuándo se enseñarán a subir sus contenidos a la web, chintolo?).
Lo que importa es el voto: por qué los ciudadanos lo creen relevante o irrelevante; qué dice eso del valor de nuestro sistema de partidos, repleto de porquerías como las que glosa González de Alba que hacen urgente la buena acción ciudadana correctamente informada. En la edición de hoy de Público pueden encontrarse argumentos como: Frank Lozano, quien sí confía en los votos, señala que los anulacionistas se pierden de una cierta sutileza:
Perdón, porque la intervención de Lozano cobra mucho valor cuando se la aprecia como parte de un concierto de opiniones. Perdón. Pero: ¿opciones? Personalmente, no me explico qué opciones ve Lozano en las que se presentan al 5 de julio: ¿el Nueva Alianza controlado por el SNTE de Elba Esther Gordillo (sonrisas)? ¿El Verde, que pone a Maite Perroni a hacer pucheritos cuties ante el desastre ambiental para justificar su propuesta por la pena de muerte (risas)? ¿El Convergencia de Dante Delgado o el PT de Alberto Anaya, hoy rendidos al juego de ese delirio de balbuceos populistas que es el Peje (carcajadas)? ¿El PSD, plural y diverso, pero destilado de un partido que se reputaba Alternativa y terminó sirviendo de ring para un pleito entre sus militantes a ver quién se lo quedaba, si los socialdemócratas o los campesinos? ¿El PRD (las carcajadas se convierten en arcadas)? ¿EL PRI (uno se pone en guardia)? ¿La (¡pero...!) ratificación del PAN de Ramírez Acuña, Eduardo Rosales, Gustavo González? ¿Ésas son las opciones? ¿Y, entre ellas, hay que buscar a la menos peor? Lozano tiene todavía una baza para desacreditar el movimiento proanulación de votos:
Ah, bueno: son unos muchachos, así que no pueden experimentar frustración genuina. ¿Más o menos a qué edad se justifica tal sentimiento? Yo tengo 29: ¿calificaré? Ayer, camino al teatro, vi por avenida Juárez a un grupo de estos muchachitos pegando carteles rojos en la banqueta sur, la de la derecha. "Si el voto sirviera de algo, sería ilegal", decía la cándida, pero encendida queja de uno de sus impresos que seguro han de llamar intervención urbana. Otra: "Tengo más miedo al transporte público que a la influenza". ¿Se diría que, como tienen unos 19 años, no tienen derecho a sentirse así de irritados contra los minibuses? Se llaman Las hijas bastardas de Calderón. Si acaso, habría que reconocerles que salieron a la calle a decir qué opinan. Y, además, tienen derecho a votar.
En esas mismas páginas, Juan Pablo Becerra Acosta cuenta, en un sensacional texto, la historia de Garrapatas, un pueblo de Guerrero que sabe que no tiene nada que esperar de políticos ni de partidos y que está totalmente convencido de que no hay opciones. Alrededor, la locura: un reportaje que afirma que ha descubierto a los autores de la movilización anulacionista (que no se les olvide que otros partidos ya han querido usar el tema como argumento para atizar la guerra sucia); la columna de Carlos Marín, estacionada en el sarcasmo ("da risa que..."); un aviso sobre un foro del IFE para defender al voto (claro, como lo único que se busca es arruinar al voto... ¿no dijo ya el propio presidente del IFE que llamar a anular el voto es, como mínimo, llamar a votar?); un curita que llama "estúpidos" a los abstencionistas y anulacionistas; el Peje y sus explicaciones; otro curita, hablando de la "irresponsabilidad" e "inmadurez" que revelaría nuestra sociedad si triunfa el abstencionismo; y, finalmente, mucho más útiles: Héctor Aguilar Camín advirtiendo: ojo, que este movimiento ha hecho más por las elecciones que ningún otro actor; Luis Carlos Ugalde, el ex presidente del IFE, preocupado pero subrayando: el movimiento proanulación ya triunfó; y la modesta pero indispensable columna del local Rubén Alonso: ¿por qué partidos y políticos siguen atacando a los proanulación, en lugar de, hombre, siquiera jalarlos pa' su corral? Mejor dicho: ¿por qué insisten en ignorarlos?
Descubro lo mucho que coincido con Rubén, redescubro algunos argumentos que me invitan a anular el voto: será patético pero será real que, después de anular el voto, los anuladores aún diremos a los partidos, que se reirán de que nos ganaron: ustedes detentan el poder, no el gobierno. Esto no era una lucha por el poder, sino por el gobierno. Nos da igual quién ejerza el poder; lo que nos importa es tener a la mano a los mejores para que sean gobierno.
He publicado otros posts con resúmenes de noticias sobre anulación de votos. Al día, me alisto para anular mis tres boletas, aunque sospecho que terminaré ejerciendo "voto útil" a la hora de la alcaldía de Guadalajara. Pero ediciones de periódicos como la de hoy me instan a pensarlo una vez más, una más siquiera: Silva-Herzog y Luis González de Alba y todos los mencionados me recuerdan que es hora de devolverle al voto un poco de lustre: digamos que será una gotita de principio activo en medio de una piscina llena de agua pura y que, como en la metáfora de Silva-Herzog, tendré que resignarme a los efectos de la homeopatía. Oquei. La otra posibilidad es que, de hecho, ésta sea una elección que nos enseñe a pensar mejor en lo que hacemos cuando votamos, y lo que hacemos antes de que votemos, y, muchísimo más importante, lo que hacemos después de que votamos. Las elecciones no se acabaron aquel 2 de julio de 2000, cuando festejamos que nuestros votos sí contaban. Descubrimos con vergüenza que hay que hacer mucho más después de votar. Que, al día siguiente, hay que ponerse a trabajar en varios frentes.
Pues bien: tenemos esa tarea pendiente. La elección no se terminará el 5 de julio. Y me da gusto que, poco profesionales y lastimados por una progresiva decadencia del lenguaje (¿por qué ahora todo el mundo usa acusar sin complemento directo, como en "Vecinos acusan robo", en lugar de denunciar?), los periódicos del país al menos están dando lugar a las iniciativas sobre el voto en nulo, el voto en blanco y la abstención. No están haciéndolo tan bien como es posible, pero están empezando a hacerlo. Y mi periódico puede que chafee con la ortografía, pero está a tiempo de corregirlo. Eso y muchas cosas más.
(¡HALLAN AVISADO, PUES!)
No quería hablar de eso. Quería hablar de que el periódico de hoy es toda una oda a la discusión de los votos nulos. Tanto, que, por fin, después de leer varias barbaridades y dos o tres opiniones de firmas inteligentes, me permito dudar acerca de si anularé mis votos o no. Pero compruebo que, al menos, mi periódico sigue sirviendo para eso que sirven los periódicos: agrupan datos interpretados con método e inteligencia y hasta un poco de audacia, los convierten en información y la ofrecen al lector para que tome decisiones después de leerla, con la conciencia de que motivará su necesidad de pensar en lo que ocurre, le importa o descubre, pero nunca lo inducirá a tomar una decisión única.
Tal principio de periodismo ha sido ejercido, con torpeza, arrogancia y petulancia, pero también con humildad, inteligencia y sencillez, por decenas de reporteros y redactores en Público y en el concurso de muchas de sus firmas de columnistas. En las páginas de columnas del diario conviven, hoy, tanto vividores de la política como escritores de notorio rigor intelectual. Lo asombroso del periodismo es que, en no pocas ocasiones, los primeros aciertan donde los segundos sólo cometen desfiguros. De nuevo, se supone que para eso sirven los diarios: el lector lee, piensa y decide; entre más interesante e inteligente sea lo que va a leer, mucho mejor.
Respecto a la anulación de votos, Público ha dado cabida a numerosas opiniones, en sus columnas y sus editoriales. También, a algunas cuantas notas, que han intentado, aunque con cierta rigidez, dar cuenta de la movilización de varios, distintos grupos ciudadanos, muchos de ellos muy pequeños y casi se diría aislados de la política oficial, que promueven la anulación de votos, por razones que coinciden.
La edición de este lunes apunta a que las ideas comienzan a depurarse. Entre los entusiastas y los indignados (ay, no hallo la columna ideal) y los hartos de otras ediciones, Público aprovecha la circunstancia de que los lunes publica a dos columnistas de columnas claras y útiles: Luis González de Alba y Jesús Silva-Herzog Márquez. El primero se hace eco de las opiniones de otro columnista, quien planteó una serie de razones por las cuales anulará su voto y promueve tal idea, pero además subraya la urgencia de que, después del 5 de julio, estas razones de protesta se conviertan en razones de trabajo ciudadano para exigir a los irresponsables partidos que trabajen en ellas. Con González de Alba, inspirado en Jaime Sánchez Susarrey, es fácil estar de acuerdo si uno ya tiene tendencias anulacionistas:
¿Qué exigimos muchos de quienes anularemos en protesta nuestro voto? En esencia, libertades ciudadanas conculcadas en actos legislativos no consultados. Para reconquistarlas, debe cambiar la legislación...
Su columna de hoy no tiene desperdicio. No sólo por la utilidad de que resuma con claridad demandas irritantes de los ciudadanos que pretenden anular su voto, sino también porque, publicada en la página 19, está apenas a unos cuantos centímetros de la columna de Jesús Silva-Herzog Márquez, quien hace que uno piense más, mejor, si anular el voto es una alternativa auténtica, y no un simple acto de desesperación:
Advierto que las razones de los anulacionistas me parecen poco convincentes. Reconociendo el modestísimo poder del voto, me parece que es posible enviar una señal más clara sobre el rumbo del país. El sistema constitucional mexicano nos ofrece una oportunidad de evaluar la Presidencia a la mitad de su trayecto podemos fortalecerla o acotarla. Esa es la disyuntiva que deberíamos encarar. Anular el voto es, en el fondo, cancelar la oportunidad de castigar o premiar al gobierno federal. Es meter a todos los partidos políticos en la misma cubeta, como si sus perfiles fueran idénticos, como si no hubiera un partido en la casa presidencial. Bajo la crítica a todo el régimen de partidos, se exime de responsabilidad electoral concreta a los actores políticos concretos. [...] Yo no busco en ningún partido la respuesta a mis esperanzas, ni el reflejo integral de mis aspiraciones. En la democracia electoral no busco la mitad de mi ser incompleto. Por eso veo en el voto un simple instrumento —limitado, por supuesto— para premiar y para castigar a los políticos. De ahí mi opción por el mal menor. Estoy convencido de que los castigos, para ser eficaces, deben dirigirse a partidos concretos. Pretender castigar a todos es excusarlos a todos. Diluir la responsabilidad de las malas políticas en la perversidad de todos los partidos sólo hace más jugoso el negocio de los demagogos.
Alrededor de esas dos columnas, una suma de anécdotas, bravatas increíbles, apasionadas intervenciones y advertencias mesuradas pero muy serias acerca del centro de la discusión: no si anularemos o no el voto, sino qué hacemos con el país, con el sistema electoral de partidos y con nuestra conciencia del valor del voto después del 5 de julio. Y, por eso, comprar el periódico hoy y leerlo no tiene pierde (aunque puede usted leerlo por Internet, no como otros, que todavía hay que pagarlos. ¿Cuándo se enseñarán a subir sus contenidos a la web, chintolo?).
Lo que importa es el voto: por qué los ciudadanos lo creen relevante o irrelevante; qué dice eso del valor de nuestro sistema de partidos, repleto de porquerías como las que glosa González de Alba que hacen urgente la buena acción ciudadana correctamente informada. En la edición de hoy de Público pueden encontrarse argumentos como: Frank Lozano, quien sí confía en los votos, señala que los anulacionistas se pierden de una cierta sutileza:
Creo en el sistema de partidos como un instrumento que si bien, es insuficiente en cuanto a representatividad, ofrece a los ciudadanos una acuarela de opciones que a grandes rasgos dibujan un especto ideológico plural con todo y ciertas opciones pintorescas. [...] Buenos, regulares o malos, los partidos políticos permiten a los electores valorar el nivel de congruencia, identidad, programas y resultados y a partir de ello refrendar o no su voto. No existe, ni existirá un partido político que refleje al cien por ciento las aspiraciones de nadie. Ni siquiera una religión y mucho menos una candidatura independiente. [...] Este 5 de julio el desafío para el elector será descifrar de entre las opciones aquellas que se basen en la realidad, contra aquellas que, inspiradas en la demagogia, en la urgencia de ganar votos, ofrezcan soluciones irresponsables e inviables.
Perdón, porque la intervención de Lozano cobra mucho valor cuando se la aprecia como parte de un concierto de opiniones. Perdón. Pero: ¿opciones? Personalmente, no me explico qué opciones ve Lozano en las que se presentan al 5 de julio: ¿el Nueva Alianza controlado por el SNTE de Elba Esther Gordillo (sonrisas)? ¿El Verde, que pone a Maite Perroni a hacer pucheritos cuties ante el desastre ambiental para justificar su propuesta por la pena de muerte (risas)? ¿El Convergencia de Dante Delgado o el PT de Alberto Anaya, hoy rendidos al juego de ese delirio de balbuceos populistas que es el Peje (carcajadas)? ¿El PSD, plural y diverso, pero destilado de un partido que se reputaba Alternativa y terminó sirviendo de ring para un pleito entre sus militantes a ver quién se lo quedaba, si los socialdemócratas o los campesinos? ¿El PRD (las carcajadas se convierten en arcadas)? ¿EL PRI (uno se pone en guardia)? ¿La (¡pero...!) ratificación del PAN de Ramírez Acuña, Eduardo Rosales, Gustavo González? ¿Ésas son las opciones? ¿Y, entre ellas, hay que buscar a la menos peor? Lozano tiene todavía una baza para desacreditar el movimiento proanulación de votos:
Llama la atención que un sector de jóvenes se adhieran a la propuesta de anular el voto, cuando a los 19 años la experiencia democrática es escasa ¿en qué basan su frustración?
Ah, bueno: son unos muchachos, así que no pueden experimentar frustración genuina. ¿Más o menos a qué edad se justifica tal sentimiento? Yo tengo 29: ¿calificaré? Ayer, camino al teatro, vi por avenida Juárez a un grupo de estos muchachitos pegando carteles rojos en la banqueta sur, la de la derecha. "Si el voto sirviera de algo, sería ilegal", decía la cándida, pero encendida queja de uno de sus impresos que seguro han de llamar intervención urbana. Otra: "Tengo más miedo al transporte público que a la influenza". ¿Se diría que, como tienen unos 19 años, no tienen derecho a sentirse así de irritados contra los minibuses? Se llaman Las hijas bastardas de Calderón. Si acaso, habría que reconocerles que salieron a la calle a decir qué opinan. Y, además, tienen derecho a votar.
En esas mismas páginas, Juan Pablo Becerra Acosta cuenta, en un sensacional texto, la historia de Garrapatas, un pueblo de Guerrero que sabe que no tiene nada que esperar de políticos ni de partidos y que está totalmente convencido de que no hay opciones. Alrededor, la locura: un reportaje que afirma que ha descubierto a los autores de la movilización anulacionista (que no se les olvide que otros partidos ya han querido usar el tema como argumento para atizar la guerra sucia); la columna de Carlos Marín, estacionada en el sarcasmo ("da risa que..."); un aviso sobre un foro del IFE para defender al voto (claro, como lo único que se busca es arruinar al voto... ¿no dijo ya el propio presidente del IFE que llamar a anular el voto es, como mínimo, llamar a votar?); un curita que llama "estúpidos" a los abstencionistas y anulacionistas; el Peje y sus explicaciones; otro curita, hablando de la "irresponsabilidad" e "inmadurez" que revelaría nuestra sociedad si triunfa el abstencionismo; y, finalmente, mucho más útiles: Héctor Aguilar Camín advirtiendo: ojo, que este movimiento ha hecho más por las elecciones que ningún otro actor; Luis Carlos Ugalde, el ex presidente del IFE, preocupado pero subrayando: el movimiento proanulación ya triunfó; y la modesta pero indispensable columna del local Rubén Alonso: ¿por qué partidos y políticos siguen atacando a los proanulación, en lugar de, hombre, siquiera jalarlos pa' su corral? Mejor dicho: ¿por qué insisten en ignorarlos?
Descubro lo mucho que coincido con Rubén, redescubro algunos argumentos que me invitan a anular el voto: será patético pero será real que, después de anular el voto, los anuladores aún diremos a los partidos, que se reirán de que nos ganaron: ustedes detentan el poder, no el gobierno. Esto no era una lucha por el poder, sino por el gobierno. Nos da igual quién ejerza el poder; lo que nos importa es tener a la mano a los mejores para que sean gobierno.
He publicado otros posts con resúmenes de noticias sobre anulación de votos. Al día, me alisto para anular mis tres boletas, aunque sospecho que terminaré ejerciendo "voto útil" a la hora de la alcaldía de Guadalajara. Pero ediciones de periódicos como la de hoy me instan a pensarlo una vez más, una más siquiera: Silva-Herzog y Luis González de Alba y todos los mencionados me recuerdan que es hora de devolverle al voto un poco de lustre: digamos que será una gotita de principio activo en medio de una piscina llena de agua pura y que, como en la metáfora de Silva-Herzog, tendré que resignarme a los efectos de la homeopatía. Oquei. La otra posibilidad es que, de hecho, ésta sea una elección que nos enseñe a pensar mejor en lo que hacemos cuando votamos, y lo que hacemos antes de que votemos, y, muchísimo más importante, lo que hacemos después de que votamos. Las elecciones no se acabaron aquel 2 de julio de 2000, cuando festejamos que nuestros votos sí contaban. Descubrimos con vergüenza que hay que hacer mucho más después de votar. Que, al día siguiente, hay que ponerse a trabajar en varios frentes.
Pues bien: tenemos esa tarea pendiente. La elección no se terminará el 5 de julio. Y me da gusto que, poco profesionales y lastimados por una progresiva decadencia del lenguaje (¿por qué ahora todo el mundo usa acusar sin complemento directo, como en "Vecinos acusan robo", en lugar de denunciar?), los periódicos del país al menos están dando lugar a las iniciativas sobre el voto en nulo, el voto en blanco y la abstención. No están haciéndolo tan bien como es posible, pero están empezando a hacerlo. Y mi periódico puede que chafee con la ortografía, pero está a tiempo de corregirlo. Eso y muchas cosas más.
(¡HALLAN AVISADO, PUES!)
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domingo, 7 de junio de 2009
Grandes historias
1. Ésta es sencillamente espectacular. Y no: no me recuerda a nada. Sobre el libro de Lynn Barber, An education, habrá una película con bastantes tipos famosos, incluyendo a Peter Saasgard como el hombre maduro que seduce a una adolescente y a sus padres.
2. Ésta es crítica (1 y 2). Los fans de Federer saldrán por la noche de este domingo a la calle hablando de una sola cosa: cómo se hizo historia, y esas cosas. Oh, y ustedes perdonen: qué emocionante. Je.
3. Ésta es preciosa. No me pregunten por qué, hoy me ha hecho efecto.
4. Y ésta es increíble. Oh, Jarvis.
(NUESTRA SOCIEDAD ME PERJUDICA: VOS NO SOS UNA CHICA CUALQUIERA)
2. Ésta es crítica (1 y 2). Los fans de Federer saldrán por la noche de este domingo a la calle hablando de una sola cosa: cómo se hizo historia, y esas cosas. Oh, y ustedes perdonen: qué emocionante. Je.
3. Ésta es preciosa. No me pregunten por qué, hoy me ha hecho efecto.
4. Y ésta es increíble. Oh, Jarvis.
(NUESTRA SOCIEDAD ME PERJUDICA: VOS NO SOS UNA CHICA CUALQUIERA)
Berlusconi y El País
El País ha decidido no dejarse arredrar por Berlusconi y ha soltado todo en su contra. El reportaje sobre la villa donde retoza con selectas jovencitas y las escandalosas fotos que encolerizaron al primer ministro italiano enmarcan una durísima editorial y una obvia, pero no por eso menos irritante, cartita de míster Saramago, viejito adorable donde los haya (cuando se muera, van a adorarlo tanto como a Benedetti, me parece). ¿Qué hará el viejo aquél? Como sea, El Mundo nos recuerda que el viejo loco está blindado contra la impopularidad.
(¡TÁPESE EL PITO, SEÑOR DE LA FOTO!)
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