sábado, 8 de septiembre de 2007

Armando

Hoy hubo brindis elegante que degeneró en peda tequilera y toda la cosa, Armando. Carnal, te habría gustado: nuestro viejo y decaído Público cumplió diez años.

Habría sido bueno verte, hermano.

Salud, donde sea que andes.

Salud, carnal.

(SALUD)

viernes, 7 de septiembre de 2007

Natalia Lafourcade me cae en la pura puntita del páncreas

Ojalá se ilumine, alcance el Nirvana y se vaya con su repulsiva carita de niña simpática a un monasterio lama.

Digo yo.

(ELLA ESTABA EN TWIST)

¿Y doña Josefa?

Abro unas fotos de Tlaquepaque por el aniversario del natalicio de la doña Josefa Ortiz de Domínguez, y hay un montón de tipos sentados en alba mesa en albo tinglado. ¡Y doña Josefa no sale en la foto!

Chale...

(AJÁ, QUÉ HUMOR)

Jake

No era mi amiga, no fui su amigo. Conocí a Leo porque en 2006 fuimos compañeros en el curso de Rafa, y llegué a apreciar a Leo y luego lloré que se fuera del mundo como se fue, y que sus niñas se quedaran sin padre. La noche de su velorio conocí a Jake. Le dije, con apresurada vergüenza, que no había nada que decirle, salvo que, si yo podía ser de alguna utilidad, podría contar conmigo. Me agradeció del modo más desesperadamente sincero que puedo concebir: sonriendo y llorando a un tiempo, con ganas de que el desconocido frente a ella no tuviera que decirle lo que estaba diciéndole.

Hace un par de semanas, Vanesa publicó una nota donde aparecía Jake como una de sus fuentes. La recordé y conté esta historia que estoy contando ahora. Me pregunté cómo estarían las niñas. Ayer estuve enfermo y decidí quedarme en casa; me paré de mejor ánimo a ver el partido de los Potros y salí a hacer súper y luego volví y vimos un pedazo de película con Arturo y me dormí. Y en la noche, en el programa de Radio UdeG, escuché que Jake había muerto, atropellada por un minibús. Luego la vi en el periódico. Y pensé quinientas cosas juntas, acerca de la retorcida desgracia que persigue a la familia y de la infausta intervención de un camionero en este accidente y lo triste que iría a ser seguramente el funeral de Jake, misa a las 12:00 en Santa Filomena, ay, como el año pasado, cuando experimenté con crudísima autenticidad qué se siente ser parte del teatro: ojalá mis amigos me amaran así como lo aman hoy sus amigos a Leo, qué tristeza serle arrebatado a tus amigos, qué tristeza dejar sola a tu familia, qué tristeza irte del mundo no por ti, no por uno mismo, sino por los que te quieren.

Llamé a Vera. Lamenté querer darle una noticia así. Llamé a Eduardo, ya lo sabía, había visto pocos días antes a Jake, cuando se cumplió un año de la muerte de Leo.

No pude ir a la misa. Me cuesta trabajo pensar que Dios sabe lo que hace en momentos como éste, le dije a Vera, aunque es en momentos como éste cuando más quiero creer en Dios. ¿Para qué, dijo ella, te preocupas por si Él sabe lo que hace? ¿Y si no lo sabe, y punto? Pues Dios, según parece, ha creado el escenario, y es muy probable que Él mismo no sepa por dónde va esta larga obra de teatro. ¿Qué tal si es una cruel, imparable, sanguinaria y muy furiosa improvisación?

Dios hace Impro. Y no me gusta lo que hace con algunos de sus actores.

Bueno, Jake. Aplausos. Que sea lo que tenga que ser. Que tus niñas estén bien, y crezcan hasta llegar a un día, siquiera, de felicidad que les haga olvidar este año lamentable. Por lo que hiciste acá, con ellas, bueno: aplausos. Bien hecho.

Bien hecho.

Y el espectáculo tiene que continuar.

(CLAP, CLAP)

jueves, 6 de septiembre de 2007

Así se comienza un mal cuento:

Otro zorrillo

Cada vez hablo menos con Lucía, y ella no se ha quejado. No sé si es consciente de la recién ganada lejanía: la mayoría de los hábitos se instalan como tales porque aprovechan las distracciones y la indiferencia de sus víctimas, por pequeñas que sean, para ganarse un sitio, para hacerse indispensables, cómodos, útiles a veces. Dormir, por ejemplo, en el sillón de la tele: ella lo hacía a veces cuando tenía que esperarse despierta a que llegara Mónica (y casi siempre se quedaba dormida, para alivio de nuestra hija), y la rutina quedó, poco a poco, fija no nada más para los fines de semana: lo hizo un lunes, una vez, porque había una película en la televisión que yo no quise ver; luego un miércoles porque quería leer pero no espantarme el sueño; luego una noche en que tenía demasiado calor para tolerar nuestras cobijas. Luego, a diario. O casi a diario.

Yo desayuno en la cocina. Mi hija desayuna conmigo y me cuenta que su novio ha conseguido una nueva exhibición de sus ejercicios con las motocicletas que corre. Si entiendo bien —mi hija habla muy rápido, combina información sobre sus clases de historia del arte con los números de la potencia de las motocicletas—, el muchacho participará en el espectáculo del año de su género de espectáculos. Y detrás de la conversación se asoma el sonido de la puerta, que se abre por unos segundos mientras Lucía sale a recoger el periódico y el correo, y luego el sonido de un par de sobres con ofertas de electrodomésticos que azotan en la mesa de la cocina, porque son para mí, dice Lucía. No hay malestar en su voz, ni tedio identificable, nadie podría decir que somos un matrimonio que se ha aburrido. Hay una simple laxitud de las formas, un haberse acostumbrado a que todos los lunes nos esforzamos por empezar bien la semana, y nuestra forma de contribuir a esta meta familiar es dirigirnos la palabra sin habernos mirado y sin reflexionar que no habremos de mirarnos en el resto del día. Pero le sirvo un plato de cereal —mezclo el de arroz y chocolate con las hojuelas de maíz que no saben a nada, lo sé hace veinte años—, lo dejo con la cuchara sobre la servilleta y abro mi correo. Lucía entra a la cocina, habla con Mónica, la regaña por haber violado de nuevo su hora de llegada, desayuna, lava los trastes. Cada uno se va a su trabajo y nos llamamos más o menos a las dos de la tarde:

—¿Todo bien?
—No. El carro tiene una llanta baja y ya le echaron aire, pero volvió a desinflarse.
—Pues es que estará ponchada.
—¿Tú lo llevas mañana a la vulcanizadora?
—Déjaselo a Mónica. Que aprenda a hacerse responsable, si de veras quiere carro.
—No, entonces lo llevo yo. ¿Todo bien contigo?
—Sí. ¿Vas a necesitar que te pague la tarjeta?
—No, ya cobré. Te quiero.
—Te quiero.

Cuando colgamos, saboreo la última oración. Lucía me quiere. La quiero yo.

Hace veinte años hubo un día de iluminación.

Sosteníamos la porción más importante de nuestras conversaciones durante las horas de trabajo, por teléfono. Hablábamos para avisar que ya había comenzado la jornada: ella era una asistente de relaciones públicas en una inhabitable oficina de promoción del deporte. Solía decirme cosas que me parecían dulces y magníficas porque ninguna otra trivialidad me sonaría mejor, era ella, era mi chica, la mujer de la voz que podría calmar mis explosiones de estrés de todos los días:

—Hoy hallaron un zorrillo en la cancha de tenis. Quién sabe cómo se metió, pero no lo podían sacar.
—¿Ya lo arreglaron?
—Sí, pero lo mataron, pobrecito. ¿Te imaginas? Olía a rayos y ahora hay que llamar a unos controladores de plagas. Le va a salir carísimo al municipio.
—¿Vas a tener mucho trabajo hoy o vamos a comer juntos?
—Vamos a comer juntos.

Yo intentaba abrirme paso en el mundo curioso de la docencia universitaria. Lucía tenía 23 años; yo ya tenía 29. Cuando comíamos juntos tenía que ser en casa de uno de los dos. Si estaban sus padres, asaltábamos la recámara de su hermana: dejábamos la televisión encendida en el cuarto contiguo y así cubríamos con éxito cualquier sospecha. Yo ya vivía solo entonces. Si se quedaba a dormir en mi casa, lo procedente es que decidiéramos no volver al trabajo.

Y pasábamos la tarde juntos. Y ella se iba a la noche a casa.

Un día llamó al mediodía a mi trabajo. Dijo que era urgente. Estaba a media clase, no en la sala de maestros, y me tomó dos minutos llegar. Dos minutos. Dos minutos es tiempo suficiente para que tu novia comience a odiarte, con el odio que nunca se detiene sino que crece como el sarro de los muebles de baño, todos los días un poco más. Dos minutos en el teléfono. No colgó y llamó de nuevo. Esperó allí.

(NO CONTINUARÁ...)

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Me dieron mis diplomas del curso de Rafa

Dicen que cursé 80 horas sobre Shakespeare y 60 sobre realismo psicológico.

La verdad es que soy muy bueno. Contrátenmen, pues'n.

Ayayay.

(ÉEH JÁH!)

Watchmen



La página web dice que se estrenará el 03.06.09. Quiero suponer que eso significa 6 de marzo de 2009. Es demasiado tiempo. Demasiado tiempo. Pero siempre es demasiado tiempo cuando le anuncian a uno que ya está filmándose una película que le interesa y cuando le avisan que algo muy malo está por ocurrirle pronto.

Hace muchos, muchos años, los internautas soñaban con una película de reparto por demás notorio: Ed Harris habría sido Doc Manhattan, Ralph Fiennes habría sido Ozzymandias, John Cusack el Búho Nocturno... y así por el estilo: Michael Douglas (wow!), Catherine Zeta-Jones (woah!), Mel Gibson (hup!), y Edward Norton (auh auh auh!!!) habría sido Rorscharch. Ahi nomás.


Las cosas cambiaron. Los rumores fueron asquerosamente imaginativos. Esta tía buenísima iba a aparecer en la película, según esa sucesión de chismes. Finalmente, dirige Zack Snyder, el de 300, y por lo tanto alguien que no tiene nada que demostrar.

Yo ya no entendía nada. Zack Snyder me parecía un alivio. Quiero que Watchmen sea una gran cinta. Me da igual si es un taquillazo o una entrada imprescindible en las listas de cultos para idiotas y azotados. Me da igual si está en blanco y negro como Sin City o si le meten todo el clúster de animación que se construyó para El Señor de los Anillos o para 300. Ni siquiera me fijaré si respeta los contenidos del cómic; con que esté a la altura me doy por bien servido. Quiero simplemente que sea una gran película.

Y el reparto es éste: el enorme, genial, ultrasimpático, inescrutable Billy Crudup será Doc Manhattan. Jackie Earle Haley, después de lo que hizo en Little Children, tenía que ser Rorscharch. Patrick Wilson será el Búho Nocturno, y aquí aparece viéndole las piernas (ajá) a la Gran Kate Winslet. Matthew Goode va a ser Ozzymandias, cosa que no termino de entender, pero Zack Snyder sabrá. Esta muy ponedora güera que se llama Malin Akerman va a ser la Silk Spectre; de esto, nomás no opino. Y Jeffrey Dean Morgan, uno de los Gray's Anatomy, va a ser el Comediante, y la verdad es que jamás lo he visto en nada.

Honestamente, estoy un poco espantado. La esperanza es que Snyder haga una película que le guste a todos, aunque a mí me deje con un suspirito de que podía haber sido mejor. Como siempre en estos casos, espero que lo que ocurra de aquí a, gulp, 2009, sirva para cerrarme tres veces la boca.

The Dark Knight es para 2008. Spider Man 3 fue decepcionante. Hulk 2 traerá a Edward Norton de Bruce Banner y es imposible que, con él, sea mala. No tengo la menor intención de volver a dirigirle la palabra a Bryan Singer después que abandonó X-Men.

La cosa es que Watchmen no tiene nada que ver con lo anterior.

Ya lo veremos.

(EN 2009 ME FALTARÁ UN AÑO PARA LLEGAR A LOS 30!)

martes, 4 de septiembre de 2007

Aquí hablan mal de Woody Allen

O, en todo caso, de su más reciente película, Cassandra's dream. Yo no permitiría que se lo hicieran, pero, después de Match Point, que vuelva a atinar en una buena cinta será un milagro. Qué adorable viejo, qué gran director. Échale galleta, Woody.

(EL CEREBRO ES MI SEGUNDO óRGANO FAVORITO)

Batman: The Dark Knight


Va tan en serio la cosa de Chris Nolan con Heath Ledger, que ya hasta cunden en Internet las imágenes del Joker siendo Joker y varias cosas de la peli. Véanlas aquí, por ejemplo. Si no, puede ser aquí. O también aquí (¡es Harvey Dent!).

Qué pena. Me habría encantado trabajar por primera vez con Christian Bale y Maggie Gyllenhaal, pero supongo que será para otra ocasión.

(¡BATMAAAAN! TIRU-TIRU ¡BAAATMAAAAN!)

Yo no seré The Joker en Batman: The Dark Knight

Al menos, Chris Nolan no me ha llamado. Hasta parece que ya está trabajando con Heath Ledger en serio. Y aquí hay hasta una foto del equipo de The Dark Knight filmando con el Joker.

Pinchi Chris, caray.

(SNIF)

Videos de pieles

Alguien me envió un video donde se muestra cómo un grupo de peleteros mata a varios animales o, dicho mejor, los muele a golpes para que se estén quietos antes de quitarles la piel.

No llegué muy lejos, sabrán, porque no aguanté. No vuelvan a enviarme algo así. Consiguieron el efecto.

Pero sepan: yo no firmo forwards. Dejen de comprar pieles, si tanto les importa.

(AGH, AGH)

Wilson, Owen


Owen Wilson se recupera. No es algo sencillo. Por ahí leo que sufre la suerte del rico y famoso, que se pudre de soledad o algo por el estilo. Pero no hace falta ser Owen para pasarlo mal. No hace falta ser Wilson para conocer un destino único (por mucho que mi Wilson, Vera, conoce un destino extraordinario). No me gustaría tener la fama y el dinero de Owen. Me habría gustado, sí, ser simpático como él. No es esto un "pobre Owen". Es un: "Owen, tío, aguanta. Vienen cosas peores. Esto nunca se cura. Pero aguanta, que vale la pena".

Snif.

(WIIIILSOOOON!!!)

34 años

Bueno: el profe Tolkien murió el 2 de septiembre, en 1973.

Salud, viejo hermoso, donde andes.

(Y ABRAZOS)

Tolkien


Cada vez que alguien descubre al viejo profe, una estrella recupera su brillo, podría —con pudor— decirse. Porque no hay anotación del júbilo que no sea cursi cuando uno vive en un mundo gris y sucio, como éste, y mira, con envidia, pero también con esperanza, hacia el cielo, y advierte un centelleo que es como guiñar un ojo: algo ha pasado en el mundo y han izado las velas en la barca de Eärendil y Elwing; y no es sino la iluminación de un corazón que estaba oscuro, como correr las cortinas sobre los ojos de alguien que creía que las tinieblas y el polvo debían ser la regla de la vida.

Ayer, un sacerdote fue invitado a una conferencia sobre el profe en Filmar lo inefable, un ciclo de cine desde la perspectiva católica. Un acierto magnífico, recordarle a la gente que El Señor de los Anillos es la obra más imprescindiblemente católica del cine del planeta (yo diría, incluso más que las varias versiones de la Pasión de nuestro Señor). Reproduzco aquí la breve nota que está en el sitio de Mural, porque hace falta pagar para entrar a la web de ese diario:


Es Tolkien esperanzador

El sacerdote Guillermo Spirito calificó la obra de Tolkien como 'muy humana'

Omar Magaña

Guadalajara, México (4 septiembre 2007).- El Señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien contiene momentos luminosos que sólo se hacen visibles si se les analiza con la lupa del sacerdote Guillermo Spirito, quien hace unas horas abundó en los pormenores de la obra en la Universidad Panamericana.

En "El hombre, la realidad y el lenguaje en la subcreación literaria de J.R.R. Tolkien", Spirito tomó a los personajes emblemáticos del cuento, obviamente los hobbits y los elfos incluidos, para confirmar que la obra de Tolkien gira en torno a la inquietudes humanas, y sobre todo, dota de esperanza a quien se acerca a ella.

De los textos del creador de El Señor de los Anillos destacó la posibilidad de esperanza, las relaciones entre personajes, las historias inacabables, la función terapéutica y la gran carga humorística que en conjunto hacen una obra muy humana.

Con El Señor de los Anillos, en el libro más que en el filme de Peter Jackson, la conclusión es que ningún hombre está solo, que siempre hay que ser capaces de ver el lado luminoso y el lado grotesco de las personas, y en definitiva, que la vida es bella, comentó Spirito.

La conferencia del sacerdote argentino formó parte del ciclo de conferencias sobre cine, "Filmar lo Inefable 2007" dedicado a Andrei Tarkovsky, en la Universidad Panamericana.

Hora de publicación: 12:21 hrs.



La nota no arroja ningún hallazgo noticioso, pero ayuda a suponer la confirmación de una noche de buenos acontecimientos. ¿Sólo fue una persona, un corazón nada más, el que vio ayer un poco de luz? Porque allá, en el cielo, siempre hay belleza, y se ríe a carcajadas puras de la maldad del mundo, de la estupidez, de la ruindad, de la vileza, de la crueldad, del abuso, de la ambición, de la avaricia. Se ríe, nos reímos, hacia el final nos reiremos todos, nos reiremos, y las montañas resonarán con nuestras risas.

(ELEN SÍLA LÚMENN OMENTIELVO)

Tenis, y los Potros


Me importa muy poco. Pero hoy, Blake estuvo a punto de ganarle a Haas, y se aceleró o se distrajo o se puso nervioso o no sé qué. Pero qué partido, caray. Qué partido.

El jueves: Colts vs. Santos. ¡Tú puedes, Reggie Wayne! ¡Duro, Peyton!

(GO, COLTS!!!)

Así deberían filmarse los cortometrajes

Al diablo los cortometr(aj)istas tapatíos y otros tantos de este país, aburridos, lelos, solemnes: el cine debe tener intriga, misterio, sorpresa, aventura, heroísmo, épica y un enorme y gigantesco Final Feliz. ¡El cine es Indiana Jones, animalazos! Esto es cine de verdad, ¿y requirió una beca del Imcine?

Ja.

(JA!)

lunes, 3 de septiembre de 2007

¿Qué es un blog?

Una pieza de museo, una piedra en el camino, un fibroso anecdotario, un desvanecido destello de ingenio, un empañado acierto, un equivocado descubrimiento, el genio de los ingenuos, la derrota del rigor, la pudibundez de la sinceridad, la brutalidad de los diamantes, el polvo que cubre la distinción de los libros respetables, del venerable volumen al que volvemos sin violencia y con cansancio, felices de envejecer con dignidad, del hermoso libro que merece nuestro amor.

Y si no están de acuerdo, por mí abran su blog, que así no seré yo el único idiota.

Adiós.

(Y QUÉ Y QUÉ)

domingo, 2 de septiembre de 2007