miércoles, 14 de noviembre de 2007

Ira Levin


Sé que Tania tiene una deuda pronta de cumplir con cierta trampa de muerte. Yo, por lo pronto, lamento lo lamentable: en la cabeza de este señor empezó la única película de terror que todavía me da miedo. Descanse, míster Levin: este mundo es harto feo y se merece un reposo.

(¡QUIERO EL PAPEL DE CHRISTOPHER REEVE!)

Y yo que me quejo

En el mundo pasan cosas muy jodidas y pestilentes. Cosas muy jodidas. Este álbum de El Mundo da cuenta de la bronca del sida en Kiev, capital de Ucrania. Hay sitios y gente donde la cosa va peor, seguro. Lo que me molesta es la frivolidad con que podemos abordarlo cuando nos interesa poco fijarnos en el tema. Bebés con sida, por ejemplo: uno lo piensa y son números fríos, estadísticas que hacen levantar la deja de asombro preocupado, "ay, qué horror". Pero son bebés con sida, carajo. Bebés con sida.

Y yo haciendo teatro, y quejándome porque con mi trabajo se me dificulta estudiar. No me extraña que el catolicismo se aproveche de los miedos de la gente: ¿cómo va uno a llegar a viejo tranquilo, sin tener en qué descargar sus temores?

(EL REDACTOR DE ESTE BLOG PASA POR UN MAL DÍA: PERDONARLE)

martes, 13 de noviembre de 2007

Este viejo andaba mal, muy mal (igual de mal que tú y yo y todos)

Ahora he terminado Relampagueo y Sonata de espectros. Y estoy fascinado, asustado, emocionado, entristecido. De todo. ¿Por qué en Sonata..., la peor escena, la más temible, la más terrorífica es la parte brillante del tercer acto, ese romántico cuadro con que inicia la charla entre la Señorita y el Estudiante? ¿Por qué Strindberg no se permitió ser ingenuo ante la felicidad? Un momento más, y ninguno de los dos personajes se habría dado cuenta de que empezaban a plantearse el escenario interminable de un tormento.

Señorita: ¡Qué hermoso! ¿Quién tuvo esta ocurrencia?
Estudiante: ¡Tú!
Señorita: ¡Tú!
Estudiante: Nosotros. Entre los dos hemos engendrado algo. Estamos casados.
Señorita: Todavía no.
Estudiante: ¿Qué falta todavía?
Señorita: La espera, pruebas, paciencia.
Estudiante: Bien, sométame a prueba, a examen. (Pausa) Dígame. ¿Por qué están sus padres sentados allí, sin decir una sola palabra?
Señorita: Porque no tienen nada que decirse, ya que el uno no cree lo que le dice al otro. Mi padre se ha expresado así: ¿Con qué objeto vamos a hablar cuando no podemos engañarnos?
Estudiante: ¡Esto es espantoso!


Y el coro del final del segundo y el tercer actos:

Al ver el sol me parecía,
que vi al ser oculto:
cada cual disfruta,
de sus acciones buenas.
Consuela al que ofendiste,
no pagues la maldad con maldad.
El no pecar es no temer;
el no pecar es vivir en paz.


Dios te guarde y te salve del tormento, señor August. Lo pasaste mal, ¿cierto? Acá, quiero decir.

Pobrecito de ti.

Pobrecitos de todos nosotros.

(CUANDO SE GUARDA SILENCIO DEMASIADO TIEMPO, SE FORMA ALGO COMO UN AGUA ESTANCADA, QUE SE PUDRE)

¿Por qué no te callas?

Zapatero ha hecho lo que ha debido hacer: explicar a los oyentes, explicar a los testigos, explicar a los públicos y a sus propios representados, que no estaba de acuerdo con lo que podría haberse considerado un desliz de parte de Hugo Chávez. Porque deslices ocurren, y uno va y se disculpa por ellos y asume, desde entonces, la posición de quien sabe que debe cuidar sus palabras. Y los repite y entonces se disculpa de nuevo, y se esfuerza el doble por que se su boca no le traicione; o su cerebro, que para eso la cortesía es el arte de escoger entre los propios pensamientos, según decía la madame de Stáel. Y sin negarle a Chávez el derecho a haber metido la pata, le ha dado la oportunidad de ver el complejo y sutil entramado general de la cosa: mire, señor presidente, que es una contradicción ofensiva que intentemos entablar acá un diálogo y venga usted y lo descalifique y luego se enterque en descalificar los que descalificamos su descalificación; mire, señor presidente, no, déjeme hablar, déjeme hablar que ahora que me explico necesito hablar y que usted, que ya ha tenido su oportunidad de decir lo que piensa, ahora debe pensar lo que yo digo, no, mire, déjeme hablar. Y ha intentado dar la vuelta y detenerse y tener paciencia y no comportarse como Chávez, no comportarse como el otro, no ser el que comete el error que quiere denunciar. Y ha hecho tal gala de su paciencia y de su tolerancia y de su cortesía y de su buena educación, que ha exasperado a alguien más viejo y menos paciente, pero decididamente más práctico para solucionar las cosas cuando uno intenta explicarle la cortesía a un chango, cuando uno intenta ser elegante con un retorcido brutazo, cuando uno intenta ser amable con un cavernícola.

Y el Rey ha dicho:

¡Tú! ¿Por qué no te callas?

Y pongo los signos de interrogación porque me gusta lo que aprendí en la escuela, que, si no, los quitaba, y sentiría que escribo algo más cercano a lo que el Rey ha dicho: cállate, cállate que callarnos no va a callarnos, cállate que nos debes un mínimo de atención. CÁ LLA TE.

Y mira lo que son las cosas: a mí Chávez me revuelve los intestinos de asco, pero esta vez no he evitado ir al YouTube, sino que lo he hecho. Y he terminado. Y ahora, por una vez, y no sé si lo repetiré pero qué triunfo de la exasperación sobre la majadería: ¡Viva el Rey!

Ay, ya lo he dicho.

Don Guillermo Sheridan ha sido menos cándido que yo y ha planteado que el Rey lo encanta. Que es cierto.

Por una vez, ¿no habría sido maravilloso ver que encarcelaran a aquel que desobedeciera a Su Majestad? Y el majaderazo ése, ¿se va a disculpar? Ja.

(QUE TE CALLES, GORILA!)

¡No torturen a los crustáceos!


¡Los crustáceos son nuestros amigos! Y la sospecha de que siempre sí sienten dolor cuando los cuecen vivos repugna. O, al menos, saca bastantito de onda. ¡Como mínimo habrá que doparlos antes! Y estos canijos, que llaman "giant bugs" a las pobres langostas, y que dicen que si uno puede despachurrar sin escrúpulos a una araña debería poder hacer lo mismo con una langosta, ¡tocarse el corazón, caray!

En realidad me vale un carajo. Yo llegué al asunto éste porque El Mundo tituló "Los crustáceos sienten dolor en el puchero", y no supe si reírme, o avergonzarme porque no sé qué parte del cuerpo de un crustáceo es el puchero. Mi niño interior preguntó: "Y los seres humanos, ¿tenemos también un puchero?".

Eso que ni qué.

(ASOCIACIÓN DEFENSORA DE LA LANGOSTA SABROSONA)

lunes, 12 de noviembre de 2007

Los Mailer duros no bailan


Ni modo, viejito. Llegó la hora. El sábado se nos murió don Norman Mailer. No hay nada que hacer, porque ya está muerto: y si no lo estuviera, como todos los demás, estaría por morirse.

(BUÁ)

Este cabrón tiene 27 años y ya lo nominaron al Óscar

Ahi como lo ven, como de que no se baña, vuelve locas a las chicas y a mi novia entre ellas
Pos feliz cumpleaños, hijito de la rechistil. Y donde te le acerques demasiado a mi chica, que te venera, te mato. Que al cabo soy más viejo y peor actor que tú.

(BUÁ)

Verlaine y Rimbaud

La anterior semana pude dedicarla a mi amor por Patti Smith. Decidí dejarlo descansar y amanezco en El Universal con una nota acerca de la campaña para salvar la casa donde vivieron aquellos dos cuando estaban de enamorados. A mí, como que no me importa. Pero me importa Patti y, si a ella le importa, me importa a mí.

(Y AL GUSTO LE GUSTA EL GUSTO)