jueves, 17 de febrero de 2011

Ellos leían sentaditos y felices el 17 de febrero; ¿y usté?

Ellos no se pusieron de acuerdo, pero se sentaron cerca a leer. El señor de cachucha leía Sanando la herida más profunda, de los Linn Matthew y Dennis; el joven más serio leía un libro menos sanador pero más serio, o algo así: Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago. Si hubieran tenido oportunidad, el intercambio de ideas habría sido delicioso. Eran las 8:25 am en el Tren Ligero.


El joven lector era feliz mientras leía The first 90 days, de Michael Watkins. Era tan feliz que ya iba como por el día 50. Todo, gracias a que viajaba a las 8:30 am en el Tren Ligero. De otro modo, no se puede, pues.


Nunca supe qué reservado libro leía esta feliz señora, pero se concentró tanto en el libro que dije de inmediato: "Ella es feliz". Eran las 11:40 am y viajábamos en el Tren Ligero.



(LA FELICIDAD ES ESA COSA QUE EN ESTE MOMENTO YA NO TENEMOS)

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