Cumplí 10 años viviendo en esta ciudad el sábado 6 de octubre. Lo festejé durmiendo, deliberadamente, porque puse el despertador a las 7:26 am, para ver el día a las 7:30, cuando desperté, entonces, en el camino del autobús, y descubrí por vez primera el horrible paisaje de lo que ahora reconozco como la avenida Camichines, que es la llegada a la Nueva Central Camionera.
Por entonces, yo ni siquiera sabía qué son los camichines, odiaba Guadalajara, odiaba los tapatíos y profetizaba que mi estancia en esta ciudad sería breve.
Hoy, ya sé qué son los camichines. Soy 10 años más viejo, digámoslo fácil. A esta hora estaba durmiendo mi primera noche en la ciudad, aterrado, sorprendido del descaro de un amigo que asaltó la casa de otro que no se imaginaba que, 10 años después, él y yo sí seguiríamos siéndolo.
Brindo, pues, 10 veces.
Aquí me quiero quedar.
(Y QUE ME ECHEN OTROS 10, SUPONGO)
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