jueves, 26 de marzo de 2009

Hoy decidí que voy a anular mis votos el 5 de julio y, además, que ya no soy católico

Los diputados de Jalisco, siempre tan preocupados por el buen avance de las leyes del estado, atentos a cualquier solicitud ciudadana, y sin presiones de grupos de poder, intereses políticos ni ambiciones electoreras, aprobaron ayer la iniciativa antiaborto... er, a favor de la vida, que blinda las leyes locales contra cualquier intento por despenalizar esta práctica que, pues, digamos, atenta contra la vida. Con eso, actuaron sabia y pacientemente para resolver el problema que mata a cuatro mujeres mexicanas cada día, que afecta a chavitas y mujeres de todas edades y de todas clases y las pone al borde de la muerte por miedo y por vergüenza, que representa uno de los azotes más severos al sistema de salud mexicano. ¡Ya no hay ningún problema! Oh, sabios diputados de Jalisco, ¡gracias! ¡Gracias!

Si usted entiende el sarcasmo, se dará cuenta de la intención de este post.

Chinguen a sus madres, diputados ladrones, asquerosos políticos católicos, sucios usurpadores del derecho de los ciudadanos a elegir el orden de su comunidad. Que un mal terrible atormente sus cabezas. Acaban ustedes de convertir a Jalisco en un estado más cerca de la intolerancia que divide y condena.

¡Despenalicen el aborto! ¡Ataquen el problema de embarazos adolescentes! ¡Garanticen la educación sexual responsable y laica! ¡Al carajo con los líderes católicos que controlan políticos y se hacen del poder! No votaré a un partido ni medio este 5 de julio y, desde hoy, dejo de ser católico. Creo en Jesús, no en la Iglesia que respalda a sujetos como Juan Sandoval Íñiguez, Norberto Rivera o Joseph Ratzinger. Creo en Jesús, no en la Iglesia que condena a las mujeres que abortan. Creo en Jesús, no en la Iglesia que castiga o humilla a los homosexuales. Creo en Jesús, no en la Iglesia que inventa que el condón es malo.

Chinguen a sus madres.

Como dijo Emilio, su gobernador, carajo.

(AAAARGH!)

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