En estos días, en que los idiotas brotan como hongos, protegidos por el calor, y que los burócratas del país y los empleados del periódico donde trabajo se dedican a facer folganza, hay varias cosas lindas que hacer —que no precisan esta época, pero que surten un efecto fantástico. Una de ellas es leer a Enrique Jardiel Poncela, escritor español de la primera mitad del siglo XX, a quien, como los demás grandes humoristas. el mundo jamás terminará de merecer. Vaya y busque libros, no espere que yo se los pase. O visite este blog para darse un quemón, que está muy bueno, pese a que los posts son larguísimos.
Jardiel es la onda, querida lectora, querido lector. De verdad. No sabe usted cómo lo quiero yo.
(NO SÉ QUÉ ESTÁ HACIENDO USTED AQUÍ, SI YA LE DIJE QUE HAY OTRO SITIO QUE SÍ VALE LA PENA LEER)
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