1. Éste, Julio Serrano, me hizo enojar mucho. Y ya, perdón. Los antianulacionistas son mis columnistas favoritos por estos días: necesito saber si soy capaz de rebatir sus argumentos. Pero de Julio Serrano es importante pensar en esto:
No quiero hacer un juicio de valor sobre qué partido es mejor o peor, pero no puedo entender cómo la gente puede pensar que el rumbo del país sería el mismo con Calderón al frente que con López Obrador o con Madrazo. ¿Por qué entonces pensar que no importa el partido que gane las próximas elecciones?
2. Héctor Aguilar Camín sigue enlistando ideas para modificar al secuestrado sistema de representación popular. Con él, digamos: ¡basta de plurinominales!
3. Este señor, José Carreño Carlón, está preocupado por que temas como la tragedia de la guardería ABC de Hermosillo influyan, sólo emocionalmente, en las decisiones de los electores. La advertencia es necesaria.
4. Éstos tienen ideas, aunque suenan un poco cursis. Como sea, subrayan la hipótesis de que la iniciativa no la inventó un grupúsculo.
5. El Universal organizó un chat con Leonardo Valdés Zurita, presidente del IFE, quien, como respeta su cargo, no pide no anular el voto, pero no puede unirse a la opinión de que no hay opciones en la campaña. Bueno, pues yo no puedo estar de acuerdo con él. Yo de verdad creo que no hay opciones. Pero el señor es más inteligente que esa sola opinión:
La democracia no se agota con el voto. La expresión de opinión a través de los medios de comunicación [...] nos ayuda a expresar nuestra opinión. Yo estoy seguro [de] que los futuros diputados y diputadas tendrán que hacerse cargo de las expresiones que en torno a esta campaña electoral han planteado.
Y aun más, cuando le preguntan "Y, entons, ¿ps qué hago?":
En primer lugar, informarte de las propuestas de cada uno de los ocho partidos y del perfil y trayectoria de los candidatos que han postulado en tu distrito electoral. [...] Ya informado y después de haber pensado, es fundamental acudir a la casilla de votación y ahí, en la soledad de la mampara, hacer un ejercicio de reflexión para votar ya sea por alguno de los partidos cuyas propuestas nos satisfagan o bien por alguno de los candidatos cuya trayectoria nos convenga. Como ya señale antes también es posible votar por algún candidato no registrado o bien anular el voto. Lo importante es participar y no perder la oportunidad de expresar nuestra opinión.
¿Verdad que, entonces, uno siente, de nuevo, que el voto vale para algo? Esperanza, señores: que no está marchita, sino ajadísima y, digámoslo pronto, retejodida.
6. El presidente nacional de la Coparmex dice... lo mismo. Bostezo.
7. Ay, señora... Déjenla, que pase a sentarse y ofrézcanle un tecito.
("LA SOLEDAD DE LA MAMPARA" NO ES, DICHO SEA DE PASO, UN DISCO DE MOCEDADES)
1 comentario:
Sólo me han tocado dos elecciones para gobernador, y en ambas he anulado mis votos, porque no me convencían los candidatos. Me daban asco todos y quería dejar registro de ello. Al final se contabilizaron los votos nulos y no fueron pocos (Buena parte de ellos eran rechazos espontáneos igualmente).
Hoy tengo un conflicto mayor, pues pienso que es imperante sacar al PAN cuanto antes, ya que se está pudriendo en el poder. Pero no, ni así...
Tengo la ingenua esperanza de que la anulación del voto alcance cifras significativas y mueva de nuevo algo en la ciudadanía que nos dé confianza en que podemos sumarnos.
Del voto nulo debemos brincar a propósitos mayores: revocación del mandato y acabar con la partidocracia... entre otras cosas.
Yo sumaría la figura de las candidaturas independientes.
Saludos
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