Más afectado por los altibajos emocionales de su autor que por el mundo y las noticias que glosan los periódicos, menos afecto al melodrama que a la poesía de la tragedia, más afecto a la comedia venenosa y a la inteligencia que a la erudición, este blog es Carga un rifle Van Zorn desde su mecedora, de título inspirado en la feliz novela de Michael Chabon, y escrito por un sujeto cerca, ya tan cerca de los treinta: donde uno echa de su vida a los amigos para arrepentirse siempre y siempre negarlo, donde uno se casa y emplea su esperma en hacer que germinen esperanzas increíbles en lugar de los horribles cuentos y poemas y las novelas lamentables y los ridículos textos que pergeñó creyéndose listo pero sabiéndose ridículo. Mi nombre es Iván González Vega, el 2 de enero cumplí 29 años, estoy enamorado, tengo dos gatos, viajaré con mi madre a Oaxaca y soy incapaz de escribir las veintisiete novelas que he llevado desde mi adolescencia en la cabeza. Prefiero fotografiar a mi gato Pino o a mi gata Pan que sentarme a hacer ese cuento sobre un fotógrafo que descubre que su cámara retrata solamente los defectos de las personas, prefiero planear limpiezas étnicas que en cualquier caso me desfavorecerían en lugar de escribir esa novela futurista acerca de un mercenario arrepentido de perpetrar eugenésicos atentados que se vuelve contra sus dueños y calladamente cumple con la misión detestable que le manda la especie como nos la manda a todos: salva a los otros aunque los desprecies (tú lo sabes, tú, que me estás leyendo, tú, que los odias, que te ríes de ellos, que no los necesitas, que sacrificaste tanto para adorar a tres o cuatro y prescindir de todos los demás: tú sabes que es verdad y prescindes de mí, pero aún nos queremos). Prefiero hacerme responsable de efímeros discursos frente al espejo en lugar de disciplinar mis hábitos y hacerlos ceñirse al rigor del entrenamiento, del ejercitamiento, del estudio y de la concentración. Yo he vivido a las cuatro de la madrugada más de lo que casi todos los seres humanos vivieron en las horas del día y del sol en que anduvieron despiertos. Adoro a Tolkien, a Borges, al vino tinto a temperatura ambiente, a Beethoven, al Réquiem de Mozart, a Woody Allen, a Ang Lee, a Russell Crowe y a Tony Leung Chi Wai, a Shakespeare, a Jardiel Poncela, a cosas concretas y específicas, al perfume de la piel de la mujer que quiero más que a cualquier revolucionaria idea que mente humana haya sabido gestar —nada mata más que una revolución— y he abjurado del catolicismo para jurarme cristiano. Debo ir a dormir ahora. Ésa es la verdad. Y he abandonado este blog últimamente porque tengo en qué ocuparme, así que no me culpen. Aquí estoy. Necesito escribir. Ya lo haré bien, ya lo haré bien. No me pierdan la pista. No estoy completamente hundido. Soy sólo un viejo minotauro medio ciego tambaleándose camino a la barra de la Alibi's Tavern. Ya voy. Ya voy allá.
(GRACIAS)
2 comentarios:
No importa cuando lleguen las novelas, lo importante es que tus manos no priven al mundo del placer de leerlas :)
Llegué a este blog por la gracias bendita de (fotografías de anoréxicas).
La vida sí es una sorpresa...me cae.
Saludos***
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