Arrebatos carnales, el primero de Francisco Martín Moreno.
Era un libro de matemáticas o álgebra o algo así. No debía ser muy interesante, porque el chico advirtió que lo había fotografiado, pese a mi, por otro lado, proverbial discreción.
El testamento maya, de un tal Steve Alten. De acuerdo con este chico, el mejor puesto para leer en el tren es pegadito a la puerta.
(JURO QUE NO QUIERO MOLESTAR A NADIE)
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