lunes, 1 de octubre de 2007

Los Colts van 4-0

Amanda, en el partido contra los Lions de Detroit, en la pretemporada
Mi hermana irrumpió con GRITOS en el mésenyer a las seis de la tarde, hora Guadalajara:

—LO VISTEEEEEE? VISTE EL PARTIDOOOOOOOOOOO?
—No. Me dio miedo y no quise. ¿Cómo nos fue?
—...
—No quiero saber.
—WE KICKED SOME HORSEE AAAAASSSEEEESS

Parece que los Potros tuvieron, ahora sí, un buen partido; y que Addai, oh no por dios no por favor es que vean la jugada que ponen en el video de aquí, salió lesionadón. Y sigue Tampa Bay. Y aquí está lo inexplicable: tengo miedo. Sigue un fin de semana de juego, otro de descanso y luego viene lo verdaderamente difícil, pero yo ya tengo miedo.

¿Es bueno ser fan de un equipo de futbol americano y entonces tener miedo de ver sus partidos? ¿No hay en ello una dosis preocupante de algo enfermizo y retorcido, algo que no está bien?

Mi hermana ve todos los partidos de los Potros. Tengo la sospecha terrible de que cultiva un amor fanático por Manning, Wayne, Harrison, Addai, Dungy y compañía, y que terminará un día cometiendo un secuestro por conseguirse la amistad de alguno de ellos.

Mientras eso no ocurra, hermanita, yo digo contigo: GO, COLTS! Y preparémonos para recibir en casita a los sucios, malolientes, majaderos, insoportables, nefastos, repulsivos, repelentes, malcriados y vergonzosos Patriotas, cuyos traseros espero que sean pateados esta noche por los Bengalíes (las probabilidades de que eso ocurra en realidad son mínimas, pero mejor Cincinnatti que Indianápolis, ¿no?).

Y ahora me voy a trabajar.

(¿NO ME FIRMA ESTOS LIBROS, SEÑOR MANNING?)

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