Virus de la madrugada,
cuento de hadas,
groupie de MTV,
la balada despeinada
de esta noche te la debo a ti.
Sin negar que escribo por encargo
para huerfanitos de calor,
tan amargos, tan malitos, como yo.
Rubia de la cuarta fila,
crece lo que tengas que crecer,
zumo de humo con tequila,
cambio mis arrugas por tu acné.
En la tiza de tus ojos
hay cenizas de naranjo en flor
y pavesas del rastrojo del amor.
darará, darará, darará,
darará, darará, darará...
En mi traje viejo caben
casi, casi, todos los demás:
los que suben, los que saben,
los que duelen, los que huelen mal,
mis legañas, mi ruleta rusa,
una musa, un cuarto de alquiler,
dos Españas, siete besos de mujer.
Rubia de la cuarta fila,
háblame de tu pórtate mal,
mantoncito de manila
con un piercing rojo en el ojal.
Cuélgate de quien te quiera,
no te mueras más que por amor:
cuando yo tenía tu edad
era mayor.
Me pidieron que improvise
y en los bises te mande un bombín,
los veranos son tan grises;
los otoños, solos de violín.
Y que salga el sol por Algeciras
y la media luna por Bagdad
y los sueños sean mentiras de verdad.
Rubia de la cuarta fila,
carterita para el buen ladrón,
lagrimón de cocodrila,
juego de Dalila con Sansón
No le cierres la ventana
a la aurora que rompe el cristal,
que la hora es el principio del final.
Rubia de la cuarta fila,
dos pupilas que me tratan bien.
Rubia de la cuarta fila,
descarrílame el último tren.
Rubia de la cuarta fila,
tragaperras de mi vanidad.
Rubia de la cuarta fila,
clorofila de la soledad.
(DARARÁ, DARARÁ... SIETE NEGROS SIGNOS DE INTERROGACIÓN...)
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