domingo, 5 de abril de 2009

Una revelación

Dije antes: el genio de esta caracterización subraya pero principalmente disimula el enorme esfuerzo actoral de Marion Cotillard. Cierro mi bocota enorme y me corrijo. Marion es más que pose y gesto y maquillaje. Qué ridiculez, untar de polvos a una estatua: no se pinta sino aquello que ya está vivo para hacer más evidente una verdad inevitable. ¡Marion Cotillard se sumerge sin miedo en la vida tortuosa de Edith Piaf ¡Se deja llevar! ¡Hace, siente, no piensa!

Qué envidia de actriz. Qué envidia de actriz. Qué actriz afortunada y bendita. Qué ojos, qué músculos faciales. Qué espectáculo tan fascinante.

(JE NE REGRET DE RIEN!)

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