Desarrolló la idea del Teatro del Oprimido, mereció una canción de Chico Buarque, lo nominaron al Nobel de la Paz y hace unos meses dirigió al mundo el mensaje anual por el Día del Teatro. Augusto Boal murió el 1 de mayo (notas: 1, 2, 3, 4).
La vida es así. El teatro, ése no: el teatro jamás se acaba. El teatro es inmortal. Cuando el mundo se extinga en una chispa de catástrofe y ruina, de gélida crisis o de ardiente sismo, seguirá vivo el teatro.
Porque siempre hay un hombre que está vivo, y un hombre vivo es una esperanza que vale la pena defender.
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