Tantas, tantas veces, hoy aún, al paso cerca de la gente vulgar, entre mis conocidos, a la mesa de amigos, miserables amigos, escucho tal cantidad de paparruchadas, regurgitadas minuto a minuto, provistas de un revestimiento de petulancia del peso de un yunque, que a veces me creo incapaz de ponerme de pie, estirar los brazos y retorcerles los pescuezos hasta el moretón. ¡Hay tanto imbécil en el mundo! ¡Es tan fácil admitirse amigo de los imbéciles! ¡Y Marshall MacLuhan pasó de moda hace tanto ¡Y es tan vergonzoso que alguna vez haya estado de moda!
(AREN'T YOU ASHAMED OF PONTIFICATE LIKE THAT?)
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