Una pieza de museo, una piedra en el camino, un fibroso anecdotario, un desvanecido destello de ingenio, un empañado acierto, un equivocado descubrimiento, el genio de los ingenuos, la derrota del rigor, la pudibundez de la sinceridad, la brutalidad de los diamantes, el polvo que cubre la distinción de los libros respetables, del venerable volumen al que volvemos sin violencia y con cansancio, felices de envejecer con dignidad, del hermoso libro que merece nuestro amor.
Y si no están de acuerdo, por mí abran su blog, que así no seré yo el único idiota.
Adiós.
(Y QUÉ Y QUÉ)
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