Señorita: ¡Qué hermoso! ¿Quién tuvo esta ocurrencia?
Estudiante: ¡Tú!
Señorita: ¡Tú!
Estudiante: Nosotros. Entre los dos hemos engendrado algo. Estamos casados.
Señorita: Todavía no.
Estudiante: ¿Qué falta todavía?
Señorita: La espera, pruebas, paciencia.
Estudiante: Bien, sométame a prueba, a examen. (Pausa) Dígame. ¿Por qué están sus padres sentados allí, sin decir una sola palabra?
Señorita: Porque no tienen nada que decirse, ya que el uno no cree lo que le dice al otro. Mi padre se ha expresado así: ¿Con qué objeto vamos a hablar cuando no podemos engañarnos?
Estudiante: ¡Esto es espantoso!
Y el coro del final del segundo y el tercer actos:
Al ver el sol me parecía,
que vi al ser oculto:
cada cual disfruta,
de sus acciones buenas.
Consuela al que ofendiste,
no pagues la maldad con maldad.
El no pecar es no temer;
el no pecar es vivir en paz.
Dios te guarde y te salve del tormento, señor August. Lo pasaste mal, ¿cierto? Acá, quiero decir.
Pobrecito de ti.
Pobrecitos de todos nosotros.
(CUANDO SE GUARDA SILENCIO DEMASIADO TIEMPO, SE FORMA ALGO COMO UN AGUA ESTANCADA, QUE SE PUDRE)
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