viernes, 18 de abril de 2008

López

Desde la azotea, las macetas son la jungla de mis sueños: más allá del tendedero y del cuchicheo del lavadero, despeino el cielo, y a mi comadre no le cabe en la cabeza que a esta edad me dé por ver castillos en el viento. Pero yo despeino el cielo mientras que un escuincle ríe tras las nubes de mi pelo, y es curioso que a esta edad se asome todavía por aquí ese niño que hay en mí.

Desde la camisa de fuerza y la corbata que estrangula, más allá de la cordura de quien va perdiendo la figura, aleteo, y a mi psiquiatra no le cabe en la cabeza que a esta edad me dé por ver castillos en el viento.

Desde el calabozo, tras la reja donde cumplo mi condena, más allá de la injusticia de quien pone una cadena eterna, levanto el vuelo, y al carcelero no le cabe en la cabeza que a esta edad me dé por ver castillos en el viento..


(PERO YO DESPEINO EL CIELO...!)

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