martes, 1 de julio de 2008

Cuauhtémoc y la patria, que es impecable y diamantina

Leo un libro de próxima aparición que me recuerda el fragmentito dedicado a Cuauhtémoc en La suave patria. Léalo usted también, el poemita del muy nuestro (mío y de usted, querida lectora, apreciable lector) poetonón.

Joven abuelo, escúchame loarte
único héroe a la altura del arte.

Anacrónicamente, absurdamente,
a tu nopal inclínase el rosal;
al idioma del blanco, tú lo imantas
y es surtidor de católica fuente
que de responsos llena al victorial
zócalo de cenizas de tus plantas.

No como a César, el rubor patricio
te cubre el rostro en medio del suplicio:
tu cabeza desnuda se nos queda
hemisféricamente, de moneda.

Moneda espiritual en que se fragua
todo lo que sufriste: la piragua
prisionera, el azoro de tus crías,
el sollozar de tus mitologías,
la Malinche, los ídolos a nado,
y por encima, haberte desatado
del pecho curvo de la emperatriz
como del pecho de una codorniz.


("EL SOLLOZAR DE TUS MITOLOGÍAS"... IMPOSIBLE NO MEMORIZAR ESTE TEXTITO)

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