El Radar de El Mundo tiene razón: Jacques Brel es el mejor. Tantísimos años después, a uno se le sigue moviendo algo por dentro, bajo las costillas, con la dura honestidad de las letras de este viejo, su asombrosa imaginación, su facilidad para colar en la música sentimientos que todos, secreta y públicamente, identificamos en nuestras difíciles y ridículas viditas infatuadas. ¡Brel es la canción! Apenas desde muy lejos, Luis Eduardo Aute se le acercó en el homenaje sentido que le dedicó en su Slowly, confesándole esa humildísima admiración que es todo lo que podemos ofrecerle a su memoria:
Jacques, lo que sucede es que busco a un amigo para unos tragos o un "estoy contigo", y a esa falsa rubia consentida ¡que la folle un pez! Jacques, vayamos con Jaurés, Zangra y Fernand a la kermesse, y luego al Amsterdam a que nos hagan un francés... Jacques, pero han huido de este octubre frío de París: tal vez estén volando entre las nubes junto a ti, aux marquises... Ella ya no está, pero eso qué más da: lo malo es esta noche de eterna soledad, Jacques: ne me quittes pas.
(JACQUES, NE ME QUITTES PAS)
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