Mientras escribo esto, descubro en los diarios que un grupo de sujetos tomó a un grupo de personas como rehenes en La Gran Plaza de Culiacán. La idea me produce tanto miedo que pienso: si no les hacen daño, muchos de nosotros, temerosos de Dios, intentaremos portarnos bien para Pagarle a Él la tranquilidad que nos ha enviado.
Pero es cosa de hombres, ¿verdad, Tú?
A los secuestradores del caso, por favor: dejen en paz a esa gente.
Nada más.
(CHALE)
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