viernes, 3 de octubre de 2008

Un niño loquito


Agarró un montón de lagartos y otros animalitos, los atontó a golpes y fue dándoselos de desayuno a un cocodrilo de 200 kilos.

Es una bestia, el chamaco. Una bestia australiana.

No sé por qué, pero me pregunto por qué mis padres no me convirtieron en un niño como ése cuando yo tenía siete años.

¡Odiaba tanto al pinchi perro de los dueños de la posada a tres puertas de mi casa!

(Y TE REGALO TAMBIÉN ESTE CHANGUITO, Y ESTE GATITO, Y ESTE EDITOR, Y ESTE ESCRITOR DE NOVELAS ROSAS...)

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