La corrida que vi, oficialmente, fue ésta. Tenía que ir. Antropológica, sociológica, muchacosalógicamente, me era necesario. Y tenía ganas. ¿Qué tal si me gustaba?
Hay poesía allí. Oh, claro. Pero, también, apenas un pasito de distancia entre eso y echarle cristianos a los leones para que se los coman y todos nos divirtamos bien mucho. Y gritemos: "¡Mátalo! ¡Que lo mate!".
Y, pues, digamos: refrendé mi opinión. No querré ir a una plaza de toros en mucho tiempo, me parece. Y ahora, si voy de nuevo, será con conocimiento de causa.
Esta causa:
(OH, SHIT)
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