Cuando el descaro no podía ser mayor, el presidente del Instituto Electoral de Jalisco, David Gómez Álvarez, salió a quejarse de que un grupo de proanulación del voto ande poniendo narices de payaso a la propaganda de los candidatos en Jalisco:
Lamentó que se presenten este tipo de expresiones “de protesta, de inconformidad, de burla y crítica”. Y pidió a “los grupos anónimos que están haciendo esto que se abstengan de modificar, sin el consentimiento de las instituciones, su publicidad, y a que se expresen de manera abierta, pública y de frente, para que se abra un diálogo honesto y transparente, no con visiones anónimas”.
Señaló que, como autoridad, cree “que hay otros canales para expresar ese tipo de inconformidad”.
Luego, destacó que no habrá ninguna acción legal por la alteración a los anuncios: “De ninguna manera. Sólo pedimos que estos grupos, estas voces, se expresen de otra manera más institucional, más transparente, más respetuosa de la publicidad de otras instancias”.
¿Cuáles otras putas formas de expresión, señor Gómez? ¿En qué endemoniado planeta de locuras vive usted? ¿Se está refiriendo al voto, ese gracioso sistema de expresión ciudadana que llevó al Congreso del Estado a rufianes como Gustavo González o Jorge Arana o Jorge Salinas o Samuel Romero, el perredista más panista de la ciudad? Si le molesta, digo yo, que vaya y los denuncie. Y que demuestre que con la propaganda electoral, pagada con el dinero de los ciudadanos, no se juega. El problema es que los únicos ofendidos por la tontería de las narices rojas son los políticos de los partidos: esa ristra de ladrones, corruptos e indignos profesionales del ejercicio de medrar con el dinero público que no representan a nadie, que no generan las simpatías de nadie; que están tan lejos de los ciudadanos, aun de aquellos preocupados de verdad por la participación ciudadana en los asuntos públicos, que no pueden darse cuenta que el hecho de que un "grupúsculo" anónimo promueva la anulación del voto no es un acto contra la patria, sino contra ellos: contra el orden repulsivo de crímenes que es el sistema de partidos políticos en México.
Yo anularé mi voto, montón de rateros: votar por cualquiera de ustedes me garantiza tres años más del mismo orden de cosas. No tengo nada que ver con el sistema de partidos pero, como no puedo sentarme en casa, a disfrutar de mi familia y mi sueldo mientras el país en el que vivo se prende fuego, convencido de que ninguna llamita tocará las paredes de mi bueno, liberal y culto hogar, iré a anular mi voto. En adelante confiaré en la inquietante, atemorizante, improbable buena organización ciudadana. No me queda de otra.
Otro blog proanulación, por cierto. Y una bloguera tapatía que se hace eco de la campaña para ponerles narices a los candidatos: Karenina Poncelac...
Y una columna más: Raúl Torres en La Jornada Jalisco.
(ARGH)
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