lunes, 1 de junio de 2009

No es la felicidad, sino la falta de espacio para la tristeza (post 2,004)

Van Zorn ya pasó de los 2,000 posts. Estoy muy contento: jamás pensé que algo tan irrelevante como hacer un blog me proporcionara tal posibilidad de distraerme de mis propias broncas —algunos lectores habrán deducido mi enfermedad, que sufro, gracias a la buena fortuna, con complicaciones mucho menores que otras personas. He conocido a dos o tres lectores muy interesantes, he recibido pocas mentadas, fui llamado bebé mental una vez y, en general, me he enfrentado al retrato de mis intereses.

¿Puro onanismo? Quién sabe, pero, ¿a quién no le gusta hacerse cositas? ¿Eh? ¿Ehé? Ríanse bien, dejen salir la risa. A usted también le gusta, no se haga, no se haga; bien que se le nota.

Gracias por seguir este blog, por dejar sus pocos pero valiosos comentarios, por atender mis "batallas con lo cotidiano" según lo definió un articulo de la Wikipedia y por prestar un poco de atención a mis intereses para descubrir que, a veces, son intereses de ustedes también, amables pocos lectores. Ahora tengo tanto que hacer, tantos proyectos pendientes, tantas ideas para desarrollar, tanta labor personal que merece mi disciplina y mi dedicación humilde, tantas cosas más además de Van Zorn, que no soy feliz —quién podría—, pero, al menos, no le dejo tanto espacio a la tristeza. Está allí, como los monstruos debajo de las camas de los niños: si tu hijo se va a dormir distraído aún por un buen día, olvidará a la bestia que lo acecha cuando apaga la luz; seguirá allí, con sus garras sucias y poderosas, con sus colmillos afilados, con sus fauces babeantes, con su malicia ávida, con su hambre de miedo y desesperación; allí estará: no se irá nunca. Pero tu hijo habrá decidido ignorarla esa noche, y no podrá hacerle daño.

Van Zorn me ha distraído un poco en los últimos dos años de lidia contra mi monstruo bajo la cama. Sigue ayudándome, y ahora he ganado otras armas. Es mi querido diario, mi libretita de notas, mi Moleskine rayoneada y con las hojas sueltas, sucia de polvo de la mochila donde la guardo. Es extremadamente personalísimo. Y, por la paciencia que comporta asomarse a él no siendo Iván González Vega, digo de nuevo: gracias, pocos lectores, por sus breves minutos amables en este ridículo y sincero territorio.

Aquí andaré, je.

(SNIF, SNIF)

1 comentario:

Amaltea dijo...

Qué bonito Ivy.. Puedo jactarme de haber leido cada uno de tus posts... más de 2000... Es un blog lindísimo :)