O al menos, lo que me ha ocurrido más o menos de 15 años para acá. "Nuca seca", solía llamarme mi madre. Yo me llamo insomne. Mi psicóloga me declaraba víctima de trastornos del sueño y un neurólogo medio imbécil quiso abrirme la cabeza para demostrarlo. Y ya me voy, porque se me hace tarde para desvelarme.
(¡A LAS DOS DE LA MAÑANA AÚN HAY LUZ!)
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