No hay demasiado que decir.
Humphrey y su descompuesta cara magnífica. La simplísima y arrobadora belleza de
Ingrid Bergman. La sencilla y desarmadora calidad del trabajo de
Peter Lorre (que debe haber sido uno de los mejores actores de mundo). Una historia redonda en cien minutos. ¿Por qué no se hace cine así hoy día? Porque el cine así se hace sólo una vez en la vida.
Tócala una vez, Sam. Toca
"As time goes bye", por los buenos tiempos.
(¿DE VERAS TENGO LOS OJOS CAFÉS?)
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