Me gusta la fórmula, la frase: La Idea Fundamental. Porque evoca una base ideológica o una ideología que no va más allá de la base. Siempre. Tanto si la reclaman los católicos cuando hablan del aborto, como cuando la mayoría de los proabortistas hablan en contra de los católicos. No quisiera verme jamás en los zapatos de una mujer o un hombre requerido acerca de una mujer que piensa si deberá abortar o no. De entrada, la idea no me gusta, me repele, y perdón por lo cursi, pero me presiona el pecho el miedo de tener que decidir una cosa así.
Todo es tan complicado, que el artículo del cardenal Juan Sandoval Íñiguez en el Semanario de la Arquidiócesis local, me parece, aun viniendo de él, exagerada y fabulosamente simple. Excesivamente inútil. Fundamental. Sólo fundamental. Y me inquieta que tome distancia respecto de los accidentes fundamentales que otros cometen, al oponer sus argumentos: "A la gente, sobre todo a la más sencilla, pueden convencerla los motivos que dan los abortistas". Porque la gente más sencilla, sabemos, piensa sólo con ideas fundamentales. La diferencia está en que él piensa con La Idea Fundamental. Supongo que justamente de eso acusa a los proabortistas.
Yo, si La Idea Fundamental no es un grupo de rock pop con una chica rubia y buenísima en las voces y un tecladista con aspecto de retrasado mental pero dedos como los de Ray Manzarek, honestamente, no quiero hablar más.
(¿TIPO BELANOVA? NO MAMEN)
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