lunes, 27 de octubre de 2008
Le scaphandre et le papillon
La vi esta noche. Noche de domingo. Con excepción de un viejo repulsivo y su vulgar mujer, que comentaron sus imbéciles impresiones sobre la cinta toda la noche, desde el primer plano la gente se calló y se permitió seguir la historia.
Yo no sé qué decir. Si mi voluntad fuera más grande, mi vida cambiaría esta noche: sería mejor. Pero el cine no cambia vidas: les da opciones y uno elige, supongo seguirlas o no.
Ha sido un espectáculo pasmosamente bello. El fantástico guión. La confianza del narrador. La cámara magnífica, una elección hermosa de música. El rostro de Emmanuelle Séigner que parece que jamás envejecerá y que seguiremos amándola conforme pasen los años, no es ya esa joven con la dulce apariencia de una beatífica estrella porno de los años de Bitter moon pero sigue siendo una mujer magnífica, Marina Hands y Anne Consigny y otros más del reparto, espectaculares, y Max von Sydow, Dios, gracias, Dios, por Max von Sydow, permítenos a todos llegar a su edad venerable y tener ese sentido del humor y esa honestidad y ese poder para llevarnos a todos a imaginar que somos capaces de frenar el mundo para que nuestros hijos sean felices, nuestros hijos son todo lo único verdaderamente importante, lo demás lo hemos dañado y nosotros nos hemos dañado pero ellos tienen una oportunidad nueva, y Mathieu Amalric, qué decir: gracias, gracias.
(JEAN-DO)
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1 comentario:
que linda es, coincido contigo.
A mi si me cambió la vida...
bueeeno no taaaanto pero si...
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