Los cumplí hoy, viernes 12 de diciembre. Hace diez años fue un sábado. Recuerdo que la noche anterior no pude dormir, pensando en el cambio de empleo, mientras oía los cohetes en las iglesias cercanas: era víspera del día de la Virgen de Guadalupe. Escribí un cuento que sigue gustándome (no como todos los demás), que se llamó Rojo sobre negro. Hablaba de una chica en escapatoria, que huía a otra ciudad.
Yo ya no sé huir, me parece. Cumplir diez años en el mismo trabajo me funciona, principalmente, como una demostración. Aquí he sabido quedarme; de aquí no he sabido salir corriendo.
No tengo un mal empleo. A veces es frustrante, aburrido y desalentador. Como todos los empleos del mundo. No tengo un mal sueldo (tampoco es magnífico). No tengo un mal puesto.
Hoy pienso que estoy más viejo. Estaba por cumplir 19 años cuando entré acá. Era joven, mucho más feo (todo hay que decirlo), y tenía tantas energías que impresionaba a cualquiera. Prometía mucho, ja.
Hoy estoy por cumplir 29, mi entusiasmo laboral sigue siendo notorio (ya no impresiona a nadie), mi vida sigue siendo el mismo caos de entonces.
Me queda claro que no soy sólo mi empleo. No es eso lo único que me define.
Como Hed, debería preguntarme: ¿he ido cosiéndome, zurciendo los pedazos de mí que le quité a otros, los trozos vacíos que otros me dejaron?
¿Soy, o no soy, una especie de cadáver exquisito?
Tengo una vida para pensarlo, I guess.
Mientras, a seguir cantando, tras mis particulares Tommy Gnosis del mundo.
No.
Esta noche, nada de cantar:
tengo que trabajar.
Ja.
(GRACIAS)
1 comentario:
¡Diez! ¡Caray!
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