Yo no entré a la
Neue Galerie porque ese día estaba muy cara la entrada y prefería ver el Guggenheim, que valió la pena porque vi el saloncito dedicado a mi querido viejo Jackson Pollock. Ahora me parece que será
la cita obligatoria en la siguiente visita a NY, que, si bien me va, será en un verano menos duro. Vean la
Adele de Klimt, caray.
("¿TAN CHIQUITA?" ¿DE VERAS QUIERES ENTRAR AQUÍ?)
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