Yo creo que nunca hay mejor noticia que cuando hablamos de un nuevo dinosaurio. Son adorables, fantásticos, interesantísimos y mucho más simpáticos que cualquiera de las personas que yo conozco, salvo por las excepcionales, que cuento con mis dedos. Y resulta que se ha hecho oficial el descubrimiento de un dinosauriotototote. Así que mi felicidad me hincha el pecho hasta las dimensiones de una felicidad saurópoda. Y la pregunta me rebota de nuevo en las paredes del cráneo: ¿hasta dónde, cuánto de grande, habrá dispuesto la naturaleza, sapientísima y muy caprichosa, que creciera un dinosaurio?
(¡COSITA!)
No hay comentarios:
Publicar un comentario