Estoy leyendo el último libro, me faltan creo que dos capítulos, ha muerto una cantidad impresionante de personajes importantes y no me creo la crueldad facilísima de Rowling. Pero estoy más entretenido que un gato con un ratón descuidado que todavía tiene energías suficientes para intentar una escapatoria. Estoy realmente entretenido. De modo que me brinca el corazón de pura felicidad cuando me dicen que mi querido Terry Gilliam (autor de Brazil, entre otras pequeñas glorias, y cuya Tideland no ha estado todavía ante mis ojos porque mi cerebro dice que no debería hacerme eso a mí) podría cerrar la serie de películas. Aunque la IMDb ya registra a Yates como director de El príncipe mestizo (con Jim Broadbent como Slughorn, qué cool). Y de modo que me importa un bledo cuando se discute la cuestión ésta de que Dumbledore era gay. Miren: el viejo era jotito, si quieren, pero a que ninguno de ustedes se le ponía a los madrazos. Dejarlo en paz, entrometidos.
(ROWLING MUST DIE!(NO, DAMN, WE LOVE HER))
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