Italia le puso un bailadón a Francia y Holanda hizo lo propio con Rumania, y eso fue lo que hice en la tarde, después de recoger a Audrey del hospital, y llevarla a casa. Vimos el futbol y ya.
La voy a extrañar muchísimo. Este fin de semana haré un breve memorial de la guapa Audrey, leal y aguerrida como pocas computadoras en el mundo.
Mientras, en Guadalajara hace mucho calor, no puedo postear más porque tengo trabajo, y seguro va a llover de nuevo.
La vida es ese paréntesis imprescindible entre el delirio del nacimiento y el sueño de la muerte.
O algo así.
(GROAR)
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