Yo no soy (ya) escritor. Ni quiero escoger sólo diez, porque es medianoche y quiero irme a casa y porque para eso hay que ponerse a pensar un ratote. Pero entre los libros que cambiaron, decididamente cambiaron mi vida tengo que poner (don Javier, que nos hemos copiado):
Moby Dick, Herman Melville.
La isla del tesoro/La flecha negra, Robert Louis Stevenson
Crimen y castigo, Fiódor Dostoievsky.
Frankenstein, Mary W. Shelley
Pregúntale al polvo, John Fante.
El corazón de las tinieblas, Joseph Conrad.
El llamado de la selva, Jack London.
La divina Comedia, Dante (una y otra y otra y otra atormentada vez).
Dos años de vacaciones, Jules Verne.
El sonido y la furia, William Faulkner.
El Aleph, Jorge Luis Borges.
El Señor de los Anillos, J. R. R. Tolkien
Memorias de Adriano, Marguerite Yourcenar
La tournée de Dios, Enrique Jardiel Poncela
La Biblia, Dios (o VVAA, que es lo mismo), en especial los libros de los Reyes y de los Macabeos.
De Shakespeare: Macbeth, Enrique V, Ricardo III y la inagotable Hamlet.
Pero insisto: no es hora de escoger.
(¡Y LA PESTE DE CAMUS! ¡Y LOLITA DE NABOKOV! ¡Y JOSEPH ROTH JOSEPH ROTH JOSEPH ROTH!)
No hay comentarios:
Publicar un comentario