martes, 18 de diciembre de 2007
El Hobbit: 2010 y 2011
Creo que todos debimos imaginarlo: la New Line Cinema y la MGM, que tiene los derechos de distribución, llegaron a un acuerdo final con Peter Jackson, y el otrora gordito chidísimo ha aceptado entrarle al proyecto de filmar El Hobbit, en dos películas que se realizarán en forma simultánea, como hizo con ESDLA (el más exitoso proyecto artístico del mundo explorado) entre 1999 y 2001. La cosa es que las dos cintas las veremos en 2010 y 2011. Jackson no dirigirá: será el productor. Todavía no se sabe quién será el director. Se especula acerca de Sam Raimi. Lo leo en las agencias y luego lo leo en aquella buena y vieja web, El Fenómeno. No ha cambiado nada, ja.
¿Que a qué me suena? Debajo de mi entusiasmo de fan, de mi cariño por Jackson, de mi respeto por su trabajo colosal con ESDLA (la obra estética más refinada en la historia de la imagen), de mi perpetuo amor por la obra del profe Tolkien, algo no me parece del todo bien. A Jackson primero fueron a rogarle, luego se pelearon con él y ahora hay un acuerdo... pero el pleito previo, tomando en cuenta que ESDLA (la cinta más bella en el mundo del cine) es tres de las películas más taquilleras que se conozcan, me hace pensar que a Jackson lo quieren para respaldar un taquillazo de pe a pa y nada más, y que no tendrá el control del proyecto que, escéptico que soy, me parecería necesario para garantizar grandes películas no sé si de la factura de ESDLA (lo más colosal jamás filmado), que es irrepetible, pero al menos dignas de aquellas otras tres.
Ya quiero ver El Hobbit, eso sí. Ardo en saber quién hará a Bilbo, cómo se verá Gandalf y si sir IanMcKellen querrá serlo de nuevo (no, señores: no me imagino otro Gandalf que no sea sir Ian McKellen), la tropa de enanos, el pueblo de elfos silvanos, Bardo... y oh dioses, oh dioses de mis dioses, oh Eru Ilúvatar: Smaug. Smaug el cruel, Smaug el adorador del oro, Smaug el de escamas doradas, Smaug el dragón. Smaug. Smaug. Smaug.
Que todo salga bien, Peter querido. De verdad, nada me hará cambiar de opinión: entre todas las personas desconocidas que conozco, eres la que me merece el menos condicional de todos los amores.
(QUE ERUCITO NOS AGARRE CONFESADOS)
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