Hoy murió Miguel Ángel.
Es algo tristísimo, tan triste que me tiene abrumado. Pero la Muerte tiene una política muy clara y harto inmutable acerca de la tristeza que trae a nuestras vidas:
no le importa en lo más mínimo.
Y no hay nada que hacer.
Al menos, Miguel Ángel, ya no sufrirás en esta vida. Descansa, chico. Y que toda tu paz propicie negra inquietud entre aquellos sin valor para aceptar que han cometido errores con tu caso.
En este mundo no hay justicia.
Eso tampoco le importa a la Muerte.
(SNIF)
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