La condición de la persona deprimida es que es incapaz de responder. La incapacidad de responder es lo que distingue la situación del deprimido de cualquier otra condición emocional. (...) nada es capaz de evocar una respuesta en la persona deprimida; la perspectiva de placer o de pasarlo bien sólo servirá, a menudo, para ahondar su depresión. (...) la mayoría de los casos no son tan graves. Otros pacientes deprimidos no están tan incapacitados. Pueden ser capaces de continuar con la rutina de sus vidas y parecer desenvolverse adecuadamente en su trabajo. Pero quienes les conocen bien se dan cuenta de su estado.
(...) La persona deprimida está presa por las barreras inconscientes del “se debería” y “no se debería”, que la aíslan, la limitan y pueden incluso aplastar su espíritu. Mientras vive en esta prisión, la persona devana fantasías de libertad, trama planes para su fuga y sueña un mundo en que la vida será diferente. Estos sueños, como todas las fantasías, le sirven para mantener su espíritu, pero también le impiden confrontar de una manera realista las fuerzas internas que le atan. Antes o después se derrumba la ilusión, el sueño se desvanece, el plan falla y se encuentra cara a cara con la realidad.
(...) la cantidad de energía y esfuerzo que se invierte en satisfacer metas irreales es enorme. (...) La recuperación, por desgracia, no es permanente. Tan pronto como recobra la energía, la persona antes deprimida reanuda su esfuerzo por satisfacer su sueño.
(OH)
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