jueves, 26 de junio de 2008

Curiosidades del lenguaje, con Van Zorn

1. La palabra "insultes" es fea. Es como si algo le faltara. "Insultar" es una palabra sabrosa, melodramática pero severa: suena a "isla" y a "saltar". "Insulto" tiene una obvia familiaridad con "indulto", y ambas, por esa propiedad del castellano, son lo mismo un sustantivo que un verbo conjugado. Pero "insultes" tiene algo: se parece a "indultes" sólo que sin seriedad. A veces siento que el acento le daría ese carácter que no tiene, que le elevaría la autoestima: "insúltes". No me insúltes. Al que insúltes, hiérelo. No insúltes si no sabrás defenderte.

2. Hay palabras que cambian según se escribe con mayúscula o minúscula. Termo, así con mayúscula, suena a Torre, a Castillo, a orden de caballería; pero, termo, ésa no se ve bien: es demasiado cercana a su vulgar etimología sobre calor, y tiene algo de morbosa, de depravada, de eróticamente retorcida, que sólo puede conseguirse cuando pones una r tan cerca de una m: arma, Carmen, termo, dormir.

(GRACIAS)

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