lunes, 19 de enero de 2009

Ivanes 2008: Mejor Guión

Fue un premio dificlísimo. Cruelmente dividido entre la necesidad de premiar grandes narraciones y la de reconocer notorios andamiajes de estructura cinematográfica —es decir, historias o logros, belleza o ciencia—, armé una lista inicial con ¡24 candidatas! Es que 2008 fue, para mí (recuerde que los Ivanes son los premios a lo mejor del cine que yo, Iván, vi en el año), el año de Knocked up, Be kind rewind, Away from her, Lust, caution, My Bluebery nights... The Darjeeling limited de Wes Anderson se quedó en la primera de cinco eliminatorias, igual que The Dark Knight, que la Moliére de Laurent Tirard y que la brasileña A casa de Alice de Chico Teixeira. Luego me fajé los pantalones y declaré: "La segunda eliminatoria será más sencilla...", y tuve que decir adiós a Goya's ghosts de Milos Forman, No country for old men de los Coen, Rescue dawn de Werner Herzog y hasta La sangre brota de Pablo Fendrik. Me sequé el sudor, y a la tercera eliminatoria: ¡adiós, Personal belongings, primera película cubana de guión absolutamente memorable que veo en años! ¡Adiós, A mighty heart de Winterbottom, Persépolis y Wall E!

¿Y qué me queda después? Tres candidatas finales: la brutal Before the devil knows you're dead, la hermosa Slumdog millionaire y la demoledora Tropa de Elite. Y me quedó todo claro: los Ivanes a Mejor Guión premian una gran historia, estupendamente contada, con normas e ideas que enseñen al espectador a ver mejor cine. El guionista emplea el cine como un medio y un arte incapaz de verse suplido o sustituido por ningún otro: la mismísima literatura no puede cubrir el territorio que cubre una buena película. Tenía que premiar a una muy inteligente entre esas tres brillantes cintas, pero también, ah descubrimiento, a aquella cuya historia me hubiera gustado más. Y por eso, y después de muchas deliberaciones conmigo mismo (¡calma, calma, que ya voy a anunciarlo!), el Ivanes 2008 a Mejor Guión es para Before the devil knows you're dead.

Ya era difícil resistirse a la contundente belleza del reparto presentado y a la dirección colosal de Sidney Lumet. El guión de Kelly Masterson, único que ha hecho en su vida para cine, condensa, sin embargo, lo que es auténticamente magnífico en la película: una historia que es una tragedia shakespeareana puesta con los colores del mundo moderno, en los nombres y los dramas reconocibles en vivo. Las vueltas de tuerca cronológicas o los saltos de puntos de vista son meros artificios: en el fondo, en el guión de Before... palpita la enorme necesidad de imponer al cine la impronta de un poder clásico: allí vive el mundo que todos conocemos, y es repulsivo, y cualquiera habría contado esta historia así, si la hubiera conocido o la hubiera leído mal redactada en la nota policiaca o en una novela menor. Hacían falta Sidney Lumet, los creativos por éste convocados y, como dije, un elenco con varios de los mejores actores de Hollywood para desarmar de un golpe destructivo las resistencias de los espectadores: no vi, en todo 2008, una cinta más entretenida y absorbente.

(¡VIENEN LOS IVANES HONORARIOS!)

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