No tengo carro, no cocino con gas, no quemo llantas en Año Nuevo. No sea que los ratones y nosotros, los seres humanos, tengamos algo más de parecido que el gusto por arrastrarnos de vez en cuando.
(LA VERDADERA DIFERENCIA ENTRE EL RATÓN DE CAMPO Y EL RATÓN DE LA CIUDAD ERA LA DESCENDENCIA)
No hay comentarios:
Publicar un comentario