1. El tipo del que hablo en el NY Times dejó un lindo artículo con anécdotas curiosas de la ceremonia de los Óscar.


3. El que es divertidísimo es el otro listado de desaires de EW, de todos los tiempos. ¿Dónde quedó Rita Hayworth?, quiere gritar uno después de leerlo. Pero es imposible olvidar a don DeNiro en Mean Streets, Gary Oldman en Sid y Nancy o Malcolm McDowell en Naranja mecánica. O el viejo puerco que es Orson Welles en Touch of evil. ¿Sidney Poitier en Al calor de la noche? ¿Y, de Some like it hot, sólo Marilyn Monroe? Vean, por Dios, a Jack Lemmon allí y en El apartamento. A mí no me vuelve loco el Samuel Jackson de Jungle fever (me recuerda mucho a un amigo con el que trabajaba), pero me consta que la gran estupidez de los Oscar de todos los tiempos es haber ignorado al poderosísimo John Cazale. El especial de EW está en varias partes, para que no desesperen los fans de Bill Murray y otros.
4. La discusión sobre los premios de actuación tiene locos a los columnistas gringos. Querría no tener que leerlos, pero tengo que leerlos. ¿Qué haremos con Julie Christie vs. Marion Cotillard? ¿Qué hacer con Daniel Day-Lewis vs. George Clooney? ¿Se atreverán a que pese un Bardem vs. Wilkinson? Misterio.
5. Desfile de estrellas, el de los presentadores de premios. Wow.

7. Así quedaron los premios que enlista la IMDb. Pesan Day-Lewis, Bardem, los Coen y No country. Parece que la gran competencia son PT Anderson y su There will be blood. Yo tengo miedo: Michael Clayton meterá un ruido excesivo en la competencia por actores (¡Tilda Swinton noooooo!), Atonement arruinará la certeza de las quinielas por premios técnicos, y Juno ya debería ir conformándose con el brillo que le dan sus nominaciones. Pero creo que, por primera vez en tres años, tengo dudas auténticas: mi quiniela tiembla. Pero, lectora, lector, yo me divierto: tiembla de pura emoción.
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