Pues vayan enterándose o haciéndolas saber que
ya se las pasaron a perjudicar por parte de don Ratzinger y compañía. Y eso que
hay bien muchas.
Es que con el Vaticano no se juega, caray.
(¡PROTESTO! ¡YO QUIERO QUE UNA SEÑORA SIMPÁTICA ME DÉ LA EUCARISTÍA Y ME PELLIZQUE EL CACHETE Y ME DIGA: "NO LA MASTIQUE, CHIQUILLO DIANTRE, Y VÁYASE A REZAR QUE BUENA FALTA LE HACE"!)
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