Hay sexos que se ríen, y hay sexos que no hablan
hay sexos histéricos, en forma de ocarinas.
Hya sexos que comienzan casi siempre en la cocina.
Hay sexos lujuriantes y sexos navegantes
preparados como yates porque gozan desdenantes.
Hay sexos masoquistas que se cierran como ostras
y tienen conchas duras y, quizá, una perla o dos adentro.
Hay sexos puercoespines, que sueltan púas y
agitan banderitas de Navidad.
Hay sexos caníbales, hay sexos ditirámbicos,
hay sexos que estornudan y nomás dejan la duda.
Hay sexos religiosos, que huelen
como los adventistas del séptimo día
y están llenos de abalorios y migas de pan.
Hay sexos telegráficos que dejan la mente
como código Morse: punto y raya.
Hay sexos políticos, saturados de ideología.
Y hay sexos con los que te tropiezas una vez en la vida, una vez en la vida,
Y hay sexos hechos de pura alegría.
(LILIANA: ¡TE AMO!)
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