Un hijo de puta fue procesado judicialmente porque metió a su gatito al horno de microondas.
Francamente, no quepo en mí de horror. ¿No sería maravilloso que el sujeto fuera introducido, unos segunditos, a un horno de microondas también él?
Qué asco.
Vía Tecnoculto.
(MIAU!)
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