sábado, 28 de febrero de 2009

Emilio González, otra vez; sí: otra vez


El gobernador de Jalisco se puso a hablar este viernes a favor de la iniciativa para blindar al estado contra una eventual legalización del aborto. Eso es perfectamente normal, porque es panista y la ideología de su partido exige esa postura. Casi no hay matices.

El problema es su estilo. Su estilo singular: frívolo, descuidado e irritantemente peligroso. Lea usted este fragmento de una entrevista que concedió este viernes a reporteros:

—Oiga, y en el caso (inaudible), señor gobernador... es que usted, cuando está también de acuerdo que, pues, una madre, de alguna manera, sea obligada...

—No voy a entrar a ese tema. Las circunstancias pueden ser las que ustedes quieran, nadie tiene derecho a disponer de la vida de otro ser humano, nadie, yo creo que eso es contundente; alguien que le va mal en la vida, nadie tiene derecho a hacerlo. Miren: si les gusta la historia, chequen la iniciativa que se presentó en el sentido inverso, ¿sí?, en la Alemania de Hitler. Hitler presentó una iniciativa exactamente al revés, y yo creo que lo que están haciendo las personas que presentan la iniciativa es dignificar a la gente de Jalisco; nosotros no nos podemos equiparar con lo que hizo Hitler en Alemania. Hitler presentó exactamente lo inverso y tuvo vigor en Alemania mientras Hitler estuvo ahí. Por algo fue derrotado Hitler, ¿no?, y es como un antiejemplo de lo que no debe ocurrir.


Léalo de nuevo, usted, lectora que no puede cerrar los ojos, lector que siente ganas de golpear a alguien. Sí: el gobernador se atrevió a hablar de Hitler con esta frialdad y con esta tranquilidad. Sí: el gobernador agarra a Hitler para resolver su aversión por los opositores a la iniciativa del PAN. Sí: el gobernador acaba de darnos a entender que agarrará a Hitler para lo que se le ofrezca.

Sí.

Y ojo con algo muy delicado: el reportero no acaba la pregunta acerca del papel de la mujer, no se sabe qué iba a preguntar. Pero el gobernador la ataja justo antes y declara: "Las circunstancias pueden ser las que ustedes quieran". Ojo con eso: justo la discusión sobre la iniciativa en Jalisco ignora, curiosamente, las excepciones que ya prevé la ley penal (aquí puede usted encontrar la norma que citaré): el Código Penal de Jalisco, en su capítulo VIII, artículos 227, 228 y 229, prevé que, en caso de violación, o cuando la vida de la madre corra riesgo, el aborto no será castigado penalmente. ¡Y la iniciativa deja volando esas excepciones! ¿Irán a quitarlas, en aras de esta defensa del "derecho a la vida" que hace el gobernador, "las circunstancias pueden ser las que ustedes quieran"?

El tema es larguísimo. Es casi eterno y casi inagotable. Pero el gobernador no ayuda en nada a que lleguemos a un acuerdo. Quizá porque le interesan poco los acuerdos: quizá porque él y su partido se han acostumbrado a una cómoda vida de imposiciones en su relación con la gente. Yo estoy a favor de que se legalice el aborto: estoy en contra del aborto pero jamás sentiré simpatía por que las leyes que me rigen declaren que, como el Estado protege el derecho a la vida, cualquier clase de aborto estará penada siempre.

Y ahora resulta que, por oponerme, al gobernador le huelo a hitleriano.

Lea usted la entrevista completa aquí; la obtuve, igual que la foto, del sitio de Comunicación Social del gobernador. O léala este sábado, en la página 12 de Público.

Y piense, lectora, lector: piense usted mucho.

(DAMN, DAMN, DAMN, DAMN!)

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