martes, 26 de agosto de 2008

Dos noticias que podrían inspirar cuentos de Salinger o Jelinek (o una película chafa, vamos)

1. El otro día se murieron varios canguros en el Zoo de Guadalajara porque cayó cerca un rayo y, no sé si usted lo sabe, los canguros son harto nerviosos. Eso fue hace meses. En la zona conurbada del DF ocurrió una tragedia, que incluyó la muerte de un señor que intentó salvar a varios animales: sesenta caballos de un club hípico murieron en una inundación. ¿Qué hace un caballo cuando la ciudad en la que vive se inunda porque llueve mucho y hemos creado ciudades que colapsan al menor caprichito de la naturaleza? ¿Con qué comisión de derechos equinos se queja? ¿A dónde llevan, sus deudos, la protesta formal? Lo que pienso es que, si yo fuera caballo, jamás vendría a vivir a una ciudad mexicana de este tipo, chingau.

2. Dos hermanos encerraron a su tercera hermana para quedarse con su parte de la herencia paterna. Esto ocurrió en Egipto y si hubiera ocurrido en cualquier parte no me cabría, aun, la idea en la cabeza. A la mujer la tuvieron cinco años, cinco remalditos años, en un cuarto de cuatro metros cuadrados, sin más entretenimiento que leer y leer El Corán, lo cual debe haber estado muy bien para ella, pero en punto a aliviarle la crueldad debe ser una especie de broma. Yo, por eso, no heredo ni madres.

(AGH Y REAGH)

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